Page 56 - LIBRO DE RELIGION 2° MEDIO
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Desde la perspectiva cristiana
Santos conocidos y desconocidos
Los santos no están tanto detrás de nosotros, en el pasado,
sino más bien delante de nosotros, para indicarnos cuál
es el camino que debemos seguir o el estilo de vida que
debemos vivir. Ellos se han esforzado seriamente para ser
verdaderos discípulos del Señor, hasta asemejarse a Él.
Los santos oficialmente canonizados por la Iglesia son mi-
llares. Pero es mucha más grande la cantidad de santos no
canonizados y que ya están gozando de la visión de Dios en
la eternidad. Los católicos los recordamos especialmente
el 1 de noviembre, en la fiesta de “Todos los Santos”.
Ellos nunca han sido “canonizados”, pero son realmente santos
porque han amado y servido como Jesús.
El proceso de la santidad
Una persona no es santa solo porque así lo declara la Iglesia
después de un largo proceso de investigación, sino más bien
ratifica lo que ya existe: una vida dedicada hasta el heroísmo
o que destaca en cualidades excepcionales.
La canonización es el proceso que la Iglesia sigue para declarar
que alguien es santo o santa, es decir, es el anuncio solemne
de que una persona ha seguido a Jesús de manera ejemplar y
merece ser presentada públicamente como un claro ejemplo
para los demás cristianos y cristianas.
El proceso que sigue la Iglesia católica contempla cuatro peldaños o momentos. Cada etapa
tiene sus exigencias y en esto la Iglesia, experta en humanidad y en santidad, se rige por criterios
y normas muy precisas y exigentes para no faltar a la verdad histórica.
A. “Siervo de Dios” En la primera etapa se le llama así al cristiano o cristiana
que inicia su camino a la canonización. Esto indica que ha sobresalido en
su seguimiento de Cristo y se distingue de los demás cristianos porque ha
vivido de acuerdo a la voluntad de Dios.
B. “Venerable” Es la segunda fase de quien ha sido declarado Siervo de Dios.
La palabra misma indica que esta persona merece veneración porque la
Iglesia, a través de sus observaciones e investigaciones, conoce con certeza
la calidad de su vida santa.
C. “Beato” Es la tercera etapa, si la persona ha cumplido con todos los requisitos
basados en numerosos estudios y testimonios exigidos para su beatificación.
Esta palabra significa “feliz” e indica un grado mayor en el reconocimiento de
su fidelidad al Señor y su ejemplo de vida cristiana. Uno de los requisitos de
esta etapa es el de comprobar milagros o signos extraordinarios concedidos
por su intercesión y que evidencien que se trata de una persona especial por
su cercanía con Dios.
Hay que recordar que los milagros los hace solamente Dios. Los santos son
simplemente intermediarios o intercesores.
D. “Santo” Por último, una persona es declarada santa cuando la Iglesia encuen-
tra que su ejemplo de vida cristiana puede ser reconocido universalmente,
traspasando las fronteras. Es el caso, por ejemplo, de San Alberto Hurtado,
un chileno cuyo compromiso social cristiano es excepcional, reconocido por
todos y que puede ser modelo de vida para el mundo.
56 RELIGIÓN 2º MEDIO • UNIDAD 3