Page 7 - Edicion 847 El Directorio
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Reportaje
ciar el hambre infinita, esa frase suena revolucionaria. ¿Qué sería del capitalismo tar- dío si se nos acaba el apetito, si nos conformamos con lo que somos? ¿Será posible atentar contra el sistema desde el no-hacer? ¿La inac- ción puede ser una amenaza?
Eso no se responde en Filoso- fía del budismo zen, pero de forma indirecta queda suge- rido. Han opone el apetito de trascendencia, quizá el peor legado del cristianismo —esta incapacidad de soportar la idea de la muerte y querer so- brevivir a la propia existencia a como dé lugar—, con la inma- nencia, el vivir aquí, experi- mentando la cotidianeidad, ese mundo de “hombres y mu-
jeres, de anciano y joven, sar- tén y olla, gato y cuchara”.
de mano de Han, “no ofrece cosa alguna que pueda rete- nerse, ningún fundamento firme del que podamos cercio- rarnos, nada a lo que pudiéra- mos agarrarnos. El mundo carece de fundamento”.
Pero el vacío, por otro lado, permite que el sujeto no sólo esté “en” el mundo, sino que en el fondo “es” el mundo. Como anota Han: “El mundo está enteramente ahí, en una flor de ciruelo”.
También se sospecha de la idea del hogar, lo que en el lé- xico subdesarrollado se co- noce como el sueño de la casa propia, y que última- mente ha perdido todo relato llamándose solamente inver-
sión inmobiliaria. Un budista zen no echa raíces —ni bienes raíces— porque eso sería lla- mar a la trascendencia, pro- yectarse a un futuro que no existe. “Un monje zen ha de ser como las nubes, sin mo- rada fija, y como el agua, sin apoyo firme”, dice el coreano- alemán. “Ni huésped ni anfi- trión; huésped y anfitrión, sin duda”.
Habiendo fallado las revolucio- nes, y sin alternativas a la vista que reemplacen o se opongan a la metástasis impa- rable del neoliberalismo, quizá este momento poshistórico, como lo describió Fukuyama, o de no-historia, pueda ser combatido con el no-ser del budismo zen.
Edición 847 - Del 31 de Octubre al 6 de noviembre del 2019
El Directorio Comercial Latino de Montreal 7
Algo radical en este frenesí de notificaciones, todos adictos al último meme, paranoides de los spoilers y nunca satisfe- chos con el final de ninguna serie. El budismo zen, en cam- bio, “se trata de ver lo inusi- tado en la repetición de lo acostumbrado”.
La dificultad de asumir este espíritu vacío de apetito, entre- gado al aquí y al ahora, es que exige liberarse de lo sagrado, ya sea Cristo en la cruz, una foto de Felipe Camiroaga o la confianza en el mercado. In- cluso al mismo buda. “Si en- contráis a buda, matad a buda”, dijo el maestro Linji. “La nada del budismo zen”, se lee