Page 6 - Edicion 812 EL Directorio
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Mundo
a la orilla del fiordo. Tuvo que aprender a cazar y pescar su propia comida, lavarse en el río y sobrevivir a las frías —y a me- nudo lluviosas— noches cana- dienses. El único contacto con la vida moderna lo constituían su cámara y el generador con el que cargaba las baterías. Tras
mentar. Rick le mostró los mejo- res puntos de observación, y allí pasaron horas en silencio, por- que en el bosque, cuando callas, ocurren cosas.
Durante los meses que pasó en el bosque, Felix fotografió a los osos, pero también a Rick. A
ilustran este reportaje, había ter- minado sus estudios de fotogra- fía en Reino Unido y decidió irse a Canadá en busca del gran oso. Conoció al propietario de un mi- núsculo resort ubicado en una is- lita en el centro del territorio grizzly y le propuso que le alo- jara durante unas semanas a
nes por las que, llegado el caso, podría dispararle.
Felix y Rick pasaban juntos todo el día. Por la mañana, Felix ayu- daba a Rick a desbrozar cami- nos, reparar puentes y pintar el bote. Por la tarde, alrededor del fuego, Rick desvelaba a Felix los secretos de la vida salvaje, ate- sorados tras décadas de convi- vencia con los animales. El joven fotógrafo británico había leído mucho sobre el comportamiento animal cuando era estudiante, pero aquellos meses aprendió cosas que no estaban escritas en ningún libro. Una de las pri- meras lecciones fue el truco de la pipa. Comenzó a fumar, y su ropa empezó a oler como la de Rick. Los osos pasaron de man- tener las distancias a acercarse como muy pocos fotógrafos de naturaleza habrán podido experi- mentar. Rick le mostró los mejo- res puntos de observación, y allí pasaron horas en silencio, por- que en el bosque, cuando callas, ocurren cosas.
Durante los meses que pasó en el bosque, Felix fotografió a los osos, pero también a Rick. A pesar de su pasado y su aspecto de tipo duro, Rick es presumido y fotogénico, y le gusta posar para su discípulo. Delante de su cabaña, rastreando osos o des- nudo, secándose al sol en una roca tras su baño diario en el río.
Rick, cuya ascendencia procedía del norte de Escocia, cuenta or- gulloso que en gaélico su ape- llido significa “hijo del oso”. Lo dice insinuando que llegó al bos- que porque era su destino y no como consecuencia de su de- sastrosa vida anterior. Puede que a la actual le queden todavía unos años, pero sabe que se hace viejo, y eso le preocupa porque sus osos necesitan a hu- manos que les protejan de otros humanos. Dice que quiere pasar lo que le quede con los osos, es- perando que cuando ya no esté, alguien, quizá Felix, le tome el relevo.
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observarle durante un tiempo, fi- nalmente Rick le invitó a insta- larse en su cabaña, no sin antes advertirle enumerando las razo- nes por las que, llegado el caso, podría dispararle.
Felix y Rick pasaban juntos todo el día. Por la mañana, Felix ayu- daba a Rick a desbrozar cami- nos, reparar puentes y pintar el bote. Por la tarde, alrededor del fuego, Rick desvelaba a Felix los secretos de la vida salvaje, ate- sorados tras décadas de convi- vencia con los animales. El joven fotógrafo británico había leído mucho sobre el comportamiento animal cuando era estudiante, pero aquellos meses aprendió cosas que no estaban escritas en ningún libro. Una de las pri- meras lecciones fue el truco de la pipa. Comenzó a fumar, y su ropa empezó a oler como la de Rick. Los osos pasaron de man- tener las distancias a acercarse como muy pocos fotógrafos de naturaleza habrán podido experi-
pesar de su pasado y su aspecto de tipo duro, Rick es presumido y fotogénico, y le gusta posar para su discípulo. Delante de su cabaña, rastreando osos o des- nudo, secándose al sol en una roca tras su baño diario en el río.
Rick, cuya ascendencia procedía del norte de Escocia, cuenta or- gulloso que en gaélico su ape- llido significa “hijo del oso”. Lo dice insinuando que llegó al bos- que porque era su destino y no como consecuencia de su de- sastrosa vida anterior. Puede que a la actual le queden todavía unos años, pero sabe que se hace viejo, y eso le preocupa porque sus osos necesitan a hu- manos que les protejan de otros humanos. Dice que quiere pasar lo que le quede con los osos, es- perando que cuando ya no esté, alguien, quizá Felix, le tome el relevo.
En 2016, Felix Rome, el jovencí- simo autor de las imágenes que
cambio de hacer fotografías para su página web. El propietario tuvo una idea mejor: le dio una tienda de campaña y una lata de judías, y le llevó en su lancha al bosque de Rick. El viejo reco- noce que al ver a aquel fotógrafo larguirucho pensó que no duraría mucho en el bosque. Pero lo que iba a ser una excursión de unos días se convirtió en todo un in- tenso verano de aprendizaje y amistad.
Las primeras semanas, Felix se instaló en su tienda de campaña a la orilla del fiordo. Tuvo que aprender a cazar y pescar su propia comida, lavarse en el río y sobrevivir a las frías —y a me- nudo lluviosas— noches cana- dienses. El único contacto con la vida moderna lo constituían su cámara y el generador con el que cargaba las baterías. Tras observarle durante un tiempo, fi- nalmente Rick le invitó a insta- larse en su cabaña, no sin antes advertirle enumerando las razo-
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Edición 812 Del 28 de febrero al 7 de marzo del 2019