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de 2.400 personas, indicó la ministra de Sanidad, Jane Phil- pott.
“Se sabe con certeza que sal- van vidas y reducen infeccio- nes”, dijo Philpott, que es médico. “Tenemos un pro- blema de salud pública muy significativo en nuestro país”.
La ministra reconoció que el sistema no es una solución completa al problema de las drogas: “Esta es solo una de una gama muy amplia de he- rramientas. Hace falta una es-
trado oposición.
John Walters, que dirigió la Po- lítica Nacional de Control de Drogas de Casa Blanca durante la presidencia de George W. Bush, dijo que los centros se- guros de inyección solo prolon- gan la adicción y terminan provocando muertes.
Walter señaló que las muertes por sobredosis han aumentado de forma drástica en la Colum- bia Británica pese a la presen- cia del primer centro seguro de inyección en Norteamérica.
Británica”, dijo Walters.
Jonathan Caulkins, experto en legislación sobre drogas en la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, tampoco está convencido de que funcionen, pero dijo que comprende su atractivo. “La crisis de opiá- ceos es tan horrible que uno está desesperado y dispuesto a probar cualquier cosa”, señaló. “Hay una parte de mí que dice, ‘Seguro, dale una oportuni- dad’”.
Gilles Beauregard, director eje-
Canada
calde de Montreal, Denis Co- derre, y otros funcionarios cuando se inauguró el centro de Sainte-Catherine Ease a fi- nales de junio. Chantal Beaure- gard, que vive en la zona, dijo que ha atraído drogadictos a todas horas y que ahora hay jeringuillas en el suelo.
“Ha pasado una semana y ya estamos hartos”, dijo.
Un centro que tiene previsto abrir en septiembre una milla más al este en Montreal tam- bién ha recibido críticas.
“Tener un lugar de inyección supervisada en una zona de escuelas no tiene sentido”, afirmó Christelle Perrine, que tiene dos hijos que van a una escuela a unos 200 metros del centro.
En un día entre semana, en torno a una docena de consu- midores se acercó al centro de Sainte-Catherine Ease en un margen de una hora. Uno de ellos era un hombre alto y ancho de hombros cubierto de tatuajes, que se identificó solo como Benjamin.
“Llevo años esperando a algo como esto. No tienes drogadic- tos consumiendo en todas par- tes, dejando sus agujas tiradas”, dijo el hombre de 46 años, tras inyectarse cocaína. “Está limpio, el personal es ge- nial”.
“Comprendo por qué la gente que vive aquí no está con- tenta. Tengo corazón y tengo cerebro”, dijo. “La ambición de mi vida no era hacer esto, pero al menos con esto, estamos a salvo”.
trategia global”.
Las muertes por sobredosis en Estados Unidos se han multi- plicado por tres en 15 años, al- canzando al menos 52.000 en 2015, lo que las convierte en la primera causa de muerte para personas menores de 50 años. Seattle y el condado de King en Washington están traba- jando para crear centros segu- ros de inyección y un equipo de la policía en Filadelfia ha propuesto abrir algunos, aun- que estas medidas han encon-
La provincia registró 136 muer- tes en abril, un aumento del 97% respecto al mismo mes del año anterior. En 2016 hubo 967 muertes por sobredosis en la Columbia Británica, respecto a las 517 en 2015. Y ya se han producido 640 este año hasta mayo.
“Ahora los activistas dicen que los centros de inyección auto- rizados por el gobierno previe- nen las muertes por sobredosis. Está claro que eso no ha pasado en la Columbia
cutivo de un centro seguro de inyección que abrirá en Mon- treal en septiembre, señaló que el servicio ayudará a los barrios.
“En la calle vamos a ver un descenso en el número de je- ringuillas tiradas por ahí, y menos gente drogándose en parques y callejones y servicios públicos”, dijo.
No todos los vecinos están de acuerdo. Varios residentes mo- lestos se reunieron con el al-
Edición 726 Del 6 al 12 de julio del 2017
El Directorio Comercial Latino de Montreal 5


































































































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