Page 16 - Edicion 821 El DIrectorio
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MundoEl milagro económico panameño encalla en
la desigualdad
Es uno de los países que más rápido ha crecido en la última década, pero la buena marcha de las grandes cifras esconde
padres de los niños. Quiere ampliar su vivienda, de su propiedad aunque construida sobre un terreno que no le
América Latina y el Caribe.
No hace falta alejarse de los rascacielos que han conver-
Panamericana, la arteria que recorre el continente de norte a sur.
una economía dual: el crec- imiento se concentra en unas pocas manos y en una pe- queña franja de territorio
La subsistencia de Rebeca, madre soltera de 42 años, y de sus cuatro hijas depende de la comida preparada que despacha los fines de semana “en los bailes” y que última- mente completa con la venta de los mangos del árbol que da sombra en la parte trasera de su casa, de hormigón y a medio terminar. Saca, a duras penas, 300 dólares mensu- ales, que completa con la pen- sión alimenticia que pagan los
pertenece, fruto de un asen- tamiento —“invasión”, en la jerga local— de hace un par de décadas en el cor- regimiento de Pacora (provin- cia de Panamá). Pero no le alcanza. Mientras, se con- forma con una única habitación en la que viven los cinco, un baño y una cocina. “Sin trabajo, ¿qué puede hacer uno?”, se queja bajo el sol abrasador de abril. Y si se encuentra —no es su caso—, hay una alta probabilidad de que sea en el sector informal, donde están empleados cua- tro de cada 10 panameños, la tercera tasa más alta de
tido a la Ciudad de Panamá, a la vista de muchos, en una suerte de Miami a la cen- troamericana, para darse de bruces con la otra Panamá: uno de los cinco países más desiguales del mundo, según los datos del Laboratorio de Crecimiento de la Universidad de Harvard, y el segundo más desigual de la región por in- gresos. El milagro económico —Panamá se ha convertido, sin estridencias, en una de las economías más dinámicas del mundo— se difumina en el pueblo de Rebeca, Paso Blanco, 40 kilómetros al este de la capital por la carretera
El día a día de Alfredo Ábrego, de 37 años, padre de tres niños y vecino también de Paso Blanco —no encuentra trabajo desde hace meses: “En esta área no hay empleo, si sale algo son camarones [esporádicos], nada estable”, dice a la puerta de su casa— tampoco tiene nada que ver con la sensación que trans- miten las inmaculadas con- stantes vitales de la economía panameña, una sucesión de buenas cifras que la con- vierten en una suerte de isla económica dentro de una América Latina aquejada de un bajo crecimiento crónico.
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El Directorio Comercial Latino de Montreal
Edición 821 Del 30 al 06 de mayo del 2019