Page 8 - Edicion 820 El Directorio
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El mundo
 Crisis en Venezuela: “Carla era una adoles- cente de familia buena y me tocó enseñarle a trabajar como prostituta”, la desesperación de los venezolanos en la frontera con Colombia
     Parejas que dejan a sus hijos y salen a vender su cuerpo, menores de edad, mujeres que quedan embarazadas trabajando. Atienden a quién se les acerque, en ocasiones por menos de US$2. Fue lo único que pudieron hacer al emigrar a Colombia. Quedamos en encontrarnos a las 12 del mediodía en el Parque Mercedes, en el cen- tro de Cúcuta, la ciudad co- lombiana más cercana a la frontera con Venezuela.
Llegué unos minutos tarde y la vi hablando con un hom- bre. Parecían tener un se- creto.
Pero me había dicho que iba a ir a nuestra cita sola, así que me pareció extraño.
Empezó a caminar aleján-
dose del parque. A poca dis- tancia, el hombre la seguía.
Le envié un mensaje a través de WhatsApp para avisarle que la estaba esperando y preguntarle si todo estaba bien.
“Deme 10 minutos, que me llegó un cliente“, respondió Francesca (**) de inmediato.
Poco después entró en un local y la perdí de vista. El hombre iba detrás.
Entonces entendí. Y me hundí en el asiento del vehí- culo en el que la esperaba, pensando en su mensaje.
Ella propuso esa hora porque era el único momento del día (y la noche) en el que podía hacer una pausa para que
conversáramos.
Pero de la nada apareció un cliente y no podía darse el lujo de rechazarlo.
Esto, a su vez, ha generado una proliferación de servicios sexuales que no se habían visto en Cúcuta y en otras zonas de frontera entre Ve- nezuela y Colombia.
La historia de Francesca, profesional y madre de tres niños, no es extraordinaria.
Mujeres que se dedican a la prostitución y grupos que las ayudan calculan que en este momento, alrededor del 80% de las trabajadoras sexuales que hay en Cúcuta son vene- zolanas.
Y es que para muchas (y mu- chos) la desesperación es verdaderamente extrema.
“Recuerdo el caso de una mujer que le pagó a un trans- portista con sexo oral”, re- fiere Miguel Ángel Villamizar, trabajador social de la Fun- dación Censurados, una ONG que con voluntarios y muy pocos recursos ayuda a inmigrantes venezolanos.
La mujer logró cruzar la fron- tera y salir de Venezuela, pero no tenía dinero para comprar un pasaje de auto- bús que la llevara al centro de Cúcuta.
El trayecto, sin embargo, es corto. Es de aproximada- mente media hora en auto- móvil y, en transporte público, el precio del pasaje
8 El Directorio Comercial Latino de Montreal
El Parque Mercedes es un lugar conocido en la ciudad porque allí ofrecen sus servi- cios trabajadores sexuales.
Salvarse, a cualquier costo
El desespero por la crisis que atraviesa Venezuela y la ne- cesidad de encontrar la ma- nera de alimentar a sus familias han hecho que mu- chos venezolanos se vean forzados a hacer cosas que nunca imaginaron.
Entre ellas, dedicarse a la in- dustria del sexo.
  Edición 820 Del 24 al 30 de abril del 2019








































































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