Page 9 - Edicion 820 El Directorio
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 no llega a 1US$.
Tenía que llegar a Co- lombia. Como fuera. Era su salvación.
Al igual que para Fran- cesca y para más de un millón de venezola- nos que huyeron de su país y encontraron re- fugio en esa nación.
“Un día, no pude más. Mis niños me decían: ‘Mamá, tengo hambre‘. Era tanta que les dolía el estómago. Pero yo no tenía comida para dar- les. Yo puedo aguantar, pero ellos no”, recuerda Fran- cesca.
tenido relaciones sexuales, y me tocó enseñarle a traba- jar como prostituta, fue horrible”.
Mundo
ambos trabajan en prostitu- ción. La mujer atiende clien- tes de día, y el hombre de noche, así se turnan para poder cuidar a los niños”, dice Villamizar.
También hay casos -explica- en los que dejan a los peque- ños durmiendo en la noche y salen a trabajar hasta la ma- drugada.
“Atienden a quien se les acerque, sea hombre o mujer”, refiere Villamizar.
Su objetivo es ganar dinero para enviarlo a sus familiares en Venezuela.
Es el caso de la mayoría de venezolanos que se fueron de su país, que atraviesa por una profunda crisis econó- mica que ha provocado un éxodo masivo reconocido por Naciones Unidas y negado por el gobierno de Nicolás Maduro.
Algunas de las parejas parti- ciparon en sesiones informa- tivas organizadas por la Fundación Censurados.
“La situación es más difícil para los hombres... Bajan la mirada y agachan la ca- beza.Prefieren no hablar”, re- fiere Miguel.
  Cuando se fue, lo único que había en la nevera eran seis huevos, harina y un poquito de queso.
Las prácticas, además, son mucho más visibles: no ocu- rre únicamente en la noche, como solía ser, sino también en el día y en lugares en los que antes no se veía.
“La situación empeoró en el último año, ahora la prostitu- ción está en casi todas las esquinas. Es doloroso y triste, parte el corazón“, in- dica Rito Álvarez, de la Fun- dación Oasis de Amor y Paz, que ayuda a inmigrantes en la frontera.
Otra de las variaciones que existen en la industria sexual en el lado colombiano de la frontera involucra a parejas venezolanas.
“Son heterosexuales y
Explotación infantil
Yemen, Nigeria y la Repú- blica Centroafricana.
Rescate hizo una encuesta en la que 27% de los partici- pantes dijo que un descono- cido les ofreció llevar a su hijo de Venezuela a Colom- bia ofreciéndoles mejores condiciones de vida.
“Esto es un indicador de trata y explotación infantil vincu- lada con la prostitución. Y ese porcentaje es mucho mayor que el que hemos visto en otros contextos de emergencia”, explica Velás- quez.
Prácticamente todas las per- sonas entrevistadas para este trabajo sabían de algún caso.
“Conozco a una joven muy linda, de 15 años, que em- pezó a prostituirse a menos de un mes de haber llegado. Hay otra que acaba de cum- plir 17 años. Son muchas trabajando en esto...”, cuenta Carolina (**), una ve- nezolana que también tra- baja en el Parque Mercedes.
Yomaira Arsia solía trabajar en la industria sexual y ahora ayuda a mujeres dedi- cadas a la prostitución.
“Carla era una adolescente de una familia buena, una estudiante que nunca había
“Y en la zona donde vivo -añade- una mujer venezo- lana le vendió su hija, una niña, a un hombre bastante mayor”.
“En casi todas las es- quinas”
 Grupos que ayudan a inmi- grantes en Cúcuta han no- tado un incremento significativo en la oferta de servicios sexuales.
Una de las más preocupan- tes es la que involucra a ado- lescentes.
“Nunca había visto un índice tan elevado de participación de menores de edad en pros- titución en toda mi carrera como trabajador humanita- rio”, afirma Rafael Velásquez, quien estuvo a cargo de la misión del Comité Internacio- nal de Rescate en Cúcuta hasta septiembre de 2018.
La organización se especia- liza en prestar ayuda a vícti- mas de crisis humanitarias.
Velásquez ha trabajado en zonas de guerra y conflicto, como Darfur, Somalia,
 Edición 820 Del 24 al 30 de abril del 2019
El Directorio Comercial Latino de Montreal 9
  































































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