Page 13 - El Camino de la Felicidad
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JESÚS VINO PARA SALVARNOS
Jesús fue engendrado por el Espíritu Santo, y nació de María que era virgen, hace poco más de dos
mil años; su nacimiento tuvo lugar en una pequeña aldea llamada Belén, en Palestina (Mateo 1:23;
Lucas 1:35).
A los treinta años de su vida terrenal, dejó la carpintería familiar y empezó a viajar por todo el país
enseñando y proclamando un mensaje de esperanza y salvación que llega hasta nuestros días. Hizo
muchos milagros. Sanó a los enfermos, resucitó muertos, dio de comer a multitudes, y anduvo
sobre el mar como sobre un pavimento.
Jesús enseñaba con autoridad. En los capítulos 5 al 9 del Evangelio según San Mateo, Jesús declara
las leyes fundamentales del reino de Dios, y muestra las señales milagrosas que siguen a su
proclamación. Léelo tú mismo. Pídele a Dios que te ayude a entender lo que lees.
Después de tres años de intensa
actividad pública, Jesús murió
clavado en una cruz. En realidad
había venido para eso. En más de una
ocasión había hablado de ello. Había
venido a morir en nuestro lugar, a
sufrir el castigo que todos nosotros
merecemos por nuestros pecados.
Jesús “se presentó una vez para
siempre por el sacrificio de sí mismo
para quitar de en medio el pecado”
(Hebreos 9:26). Así, pues, en el
sacrificio de Jesucristo, tenemos la
solución al problema del pecado y de
la muerte.
La muerte de Jesús no fue el final,
sino el principio, tres días después
resucitó. El relato de la resurrección
de Jesús aparece en los cuatro
evangelios. Compruébalo por ti
mismo: Mateo 28:1-10; Marcos
16:1-8; Lucas 24:1-12; Juan 20:1-29.
La resurrección de Jesús es un hecho
histórico atestiguado por sus contemporáneos.
Después de resucitar, Jesús apareció a sus discípulos durante 40 días. Finalmente volvió a Dios el
Padre en los cielos, de donde había salido para venir a este mundo (Hechos 9:1-11; Lucas 24:50-53;
Marcos 16:19). Ahora está a la diestra del Padre intercediendo por nosotros. Y no sólo eso; él está
también con todos aquellos que le abren su corazón y le reciben por fe: “He aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).
Jesús es el ÚNICO que puede perdonar tus pecados, nadie más puede hacerlo; él es el único que ha
vivido sin pecado, y sólo él murió por ti. Jesús dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). “Venid a mí todos los que estáis trabajos y cargados, y yo os
haré descansar” (Mateo 11:28). “Al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37).
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