Page 11 - El Camino de la Felicidad
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Tener la oportunidad de hacer el bien y no hacerlo es pecado: no basta que evitemos el mal;
hemos de hacer el bien siempre que se presente la oportunidad. El apóstol Santiago dice que
el pecado consiste en saber hacer lo bueno y no hacerlo (Santiago 4:17).
Negarse a creer en Jesús es pecado: “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree,
ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito Hijo de Dios” (Juan
3:18; 16:9).
LA SERIEDAD DEL PECADO
El pecado es una ofensa contra Dios: el pecado es la causa del dolor, la enfermedad y la
muerte. El odio, los celos y la envidia, la infidelidad matrimonial, las hechicerías, las
enemistades y
contiendas, los pleitos, las
borracheras, el
desenfreno sexual, y
muchos otros pecados,
llenan a las familias de
dolor.
¿Hay alguien que esté
libre de pecado? La Biblia
dice que “cualquiera que
guardare toda la ley, pero
ofendiere en un punto, se
hace culpable de todos”
(Santiago 2:10). En otras
palabras, todos hemos
pecado, porque todos
hemos quebrantado la ley
de Dios en un punto u
otro. Por eso dice la Biblia
que “todos pecaron” y que
“no hay justo ni aún uno”
(Romanos 3:23, 10).
La solución para el pecado
no está en la educación, ni
en la posición social, ni en
los antecedentes
familiares. No es una
cuestión de riqueza o
pobreza. Nada de eso
afecta al hecho de que
eres pecador. ¿Te
preguntas si hay alguna
solución? Gracias a Dios,
sí la hay.
Dios ha provisto el remedio para nuestro mal. De eso trata la próxima lección.
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