Page 11 - La Basílica María Auxiliadora de Lima
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Me permito nombrar a dos figuras que permanecen en la memoria histórica de la Basílica. El P. Carlo Pane,
                  salesiano italiano, quien fuera misionero en España y después en Perú, y uno de los grandes promotores

                  de la construcción del templo. Y la otra gran figura que es el venerable monseñor Octavio Ortiz Arrieta,
                  oratoriano de la primera casa salesiana, primer salesiano profeso del Perú, y primer Obispo salesiano del

                  Perú, hoy en camino de santidad reconocida en la Iglesia.



                  Estas dos grandes figuras, y otros muchos, mujeres y hombres, laicos y consagrados, nos impulsan como
                  Familia Salesiana a ser no solo promotores de una devoción querida por Don Bosco, sino a amar de

                  verdad a la Virgen de los “tiempos difíciles” con un amor filial. Como dice el Papa Francisco: “María
                  está ahí, fielmente presente, cada vez que hay que tener una vela encendida en un lugar de neblina y

                  tinieblas… Está ahí por fidelidad al plan de Dios del cual se ha proclamado sierva desde el primer día de
                  su vocación, pero también a causa de su instinto de madre que simplemente sufre, cada vez que hay un

                  hijo que atraviesa una pasión”. (Papa Francisco – Audiencia General, miércoles 10 de mayo de 2017).



                  Es hermoso recordar el diálogo de Don Bosco con Juan Cagliero: “Nuestra Señora quiere que la honremos
                  bajo el título de María Auxiliadora, los tiempos que corren son tan tristes y necesitamos que la Virgen nos

                  ayude… La Virgen es la fundadora y será quien sostenga nuestra obra en favor de los jóvenes”.



                  El recuerdo de estos nombres, de estos hechos y de la historia impresa en estas páginas, nos ayude a seguir
                  escribiendo una historia que no sea tan sólo memoria de una época gloriosa, sino narración de un presente

                  en el que se educa a los jóvenes, a los niños, muchachos y muchachas, para la vida, capacitándoles para
                  ello y sembrando en sus corazones esa belleza que viene del sentir que siempre tendrán una Madre que

                  les lleva de la mano, la Madre Auxiliadora, y que les acerca a Jesús.





                  Con afecto,



                  P. Ángel Fernández Artime SDB

                  Rector Mayor de los Salesianos de Don Bosco



















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