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7 Completa las banderolas: Si las vacas flacas son signo de hambruna
¿Hambre de qué tiene nuestro pueblo?
Cuando mu- Actuar
rió Jacob fue
embalsamado
por orden de
El hambre también llegó a la tierra de Canaán, donde vivían Jacob
su hijo José. y mis hermanos. Al saber que había trigo en Egipto vinieron diez de
Luego de 40 mis hermanos animados por los consejos de mi padre. Se quedó en
días, que era casa Benjamín, el más pequeño, por temor de que le sucediera alguna
el tiempo desgracia. Al verlos, los reconocí, pero disimulé, y les hablé con dureza.
Ellos no me reconocieron, porque yo había cambiado mucho. Quise probar
para em- si habían cambiado y por eso los acusé de ser espías. Ellos se defendieron
balsamar, el y me contaron la situación familiar con sinceridad. Entonces aparenté no
creerles e hice que el hermano llamado Simeón quede en prisión, y dejé
pueblo egipcio que los otros lleven alimento y se vayan a su hogar. Pero les dije: “Cuando
lo lloró du- vuelvan, tienen que traerme al hermano más joven con ustedes”. Ellos
regresaron y contaron a mi padre lo acontecido. Mi padre jamás hubiera
rante 70 días. dejado partir a Benjamín, pero al acabarse el alimento no le quedó más
(ver Gn 50,1-3) remedio que permitir su salida hacia Egipto junto con mis otros hermanos.
Me alegré mucho al verlos llegar y traer a mi hermano más pequeño.
Hice que mis siervos llenen de alimento todos los sacos de ellos. Pero sin
decírselo, también hice que mis siervos metan mi copa especial de plata
en el saco de Benjamín. Después que todos marcharon de regreso, envié
a mis siervos tras ellos. Cuando los alcanzaron, los siervos dijeron: “¿Por
qué han robado la copa de plata de nuestro amo?”. “No hemos robado su
copa -dijeron todos los hermanos- si encuentran que uno de nosotros la
tiene, que maten a ése”. Por eso los siervos buscaron en todos los sacos,
y encontraron la copa en el de Benjamín. Dijeron los siervos: “Los demás
pueden irse, pero Benjamín tiene que venir con nosotros”. Todos volvieron
a mi casa con Benjamín. Entonces dije a mis hermanos: “Todos pueden irse
a su hogar, pero Benjamín tiene que quedarse aquí como esclavo mío”.
Judá habló, y dijo: “Si yo vuelvo allá sin el muchacho, mi padre morirá,
porque lo ama mucho. Por eso, por favor, déjame aquí como esclavo, pero
deja ir al muchacho”. Era lo que yo quería constatar, pues pude ver que
mis hermanos habían cambiado, ya no eran viles ni egoístas.
continúa
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