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a. A continuación, ubica esos pecados en la sopa de letras

                                                         O G P A G H B             J M L      E A
                                                         Z N A G A R A N T                I   N A
                        ¿A cuál                          P A    J   R   Í  E W A D O V S
                        de los                           E A V A Q R           I   A T N      I  M
                       pecados                           N F D A O B T R U                I   D Q
                      hace alu-                          I   E R    J   R  L   C D Ñ A        I  O
                 sión el dibu-
                       jo?                               R X P      E R E      Z A U E A D
                                                         A F B      I  U O C E R A Y             F
                                                         J O A F G H J             I  Y   T R E
                                                         S B D W Q S D D A                L U G

                                                         E   Z A    I  U B G E W H Y U
                                                         L   E  L U J U R          I  A E     Z  S




                                                    - Me llamo José, soy hijo de Jacob y tengo otros hermanos
                                                  llamados: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Isacar, Zabulón, Gad,
                                                  Aser, Neftalí y Benjamín. Mi historia ocurrió más o menos mil
                                                  quinientos años antes de Cristo. Mi padre me amó con amor de
                                                  predilección y por eso mis hermanos me tuvieron mucha envidia.
                                                  Desde temprana edad fui un soñador. Soñé una vez que todos
                                                  atábamos gavillas en el campo y a cierto punto las gavillas de
                                                  mi padre y de mis hermanos hacían reverencia a la mía, que se
                                                  mantenía en pie. Otra vez soñé que el sol, la luna y once estrellas
                                                  me rendían reverencia. Narrar mis sueños acrecentó la envidia de
                                                  mis hermanos y hasta mi querido padre me regañó.  La envidia
                                                  creció cuando papá me regaló una fina y hermosa túnica. Un día,
                                                  mi padre me envió al campo para ver si todos mis hermanos,
                                                  que estaban cuidando el ganado, se
                  Las tribus                      encontraban bien. Cuando me vieron
                 de Israel lle-                   acercarme, tramaron mi muerte. Pero
                                                  Rubén, que era el mayor y quería salvarme,
                   varán en                       dijo: “No lo matemos, arrojémoslo en ese
                 adelante los                     pozo que no tiene agua”. Mis hermanos me

                 nombres de                       apresaron y me arrojaron al pozo, luego se
                                                  pusieron a comer tranquilamente. Pasó por
                los 12 hijos de                   allí una caravana de camellos que se dirigía
                     Jacob.                       a Egipto y entonces Judá, preocupado
                                                  por mí y temiendo que muriera, tuvo una
                                                  idea mejor: “Vamos a vendérselo a esos mercaderes, pues al fin y
                                                  al cabo es de nuestra misma sangre y dentro del pozo se morirá
                                                  sin remedio”. Todos lo vieron acertado y me vendieron por veinte
                                                  monedas de plata. Y así fui llevado como esclavo al país de Egipto.
                                                  Luego tomaron mi túnica, la mancharon con sangre de un cabrito
                                                  y así se la mostraron a mi padre, quien creyó en mi muerte y lloró
                                                  desconsoladamente.
                                                                                                           continúa



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