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8      Los hermanos de José cambiaron con el tiempo. A partir de
                   la pérdida de su hermano se preocuparon por los demás,
                   amaron a su padre, cuidaron a su hermano, compartián
                   todo, decían la verdad.

                   ¿Qué te pide cambiar Dios en tu vida?












                              Celebrar







                           A este punto, Camila se enterneció y su voz se quebró. Lágrimas
                        brotaron de sus ojos. Tras enjugárselas, prosiguió su espléndida
                        exposición:
                           - No pude contenerme. Pedí a todos mis siervos que salieran del
                        cuarto. Cuando estuve solo con mis hermanos, empecé a llorar. Les dije:
                        “Yo soy José. ¿Está vivo todavía mi padre?”. Mis hermanos quedaron tan
                        sorprendidos que no pudieron hablar. Tenían miedo. Les dije con cariño:
                        “Acérquense, por favor. Soy su hermano José, a quien vendieron a Egipto.
                        No se culpen porque me vendieron. En verdad fue Dios quien me envió a
                        Egipto para salvar vidas de personas. El Faraón me ha hecho el gobernante
                        de todo el país. Por eso vuelvan aprisa a mi padre y díganle que venga a
                        vivir aquí”. Entonces eché mis brazos alrededor de mis hermanos, y besé
                        a todos. Cuando el Faraón supo que mis hermanos habían venido. ordenó
                        que llevaran carretas y caballos para traer a mi padre y sus familias a
                        Egipto, donde nos daría las mejores tierras.  Mi familia se había hecho
                        muy grande. Juntos eran 70 cuando se mudaron a Egipto, contando a mi
                        padre y sus hijos y nietos. Pero también estaban allí las esposas, y también
                        muchos siervos. Todos empezamos a vivir juntos en Egipto. Se nos llamó
                        israelitas, porque Dios había cambiado el nombre de Jacob, mi padre, a
                        Israel. Llegamos a ser un pueblo muy especial para Dios. La muerte me
                        encontró a la edad de ciento diez años.
                           - ¿Qué ocurrió después con Jacob y los demás hermanos de José?, se
                        interesó Piero Simón.
                           - Todos se quedaron a vivir en Egipto, con el favor de Dios y la
                        generosidad del Faraón. Vivieron muy felices. Jacob murió muy anciano
                        y sus hijos tuvieron descendencia y se multiplicaron. Todos murieron en
                        Egipto. En realidad, los hijos de Jacob representan a las doce tribus de
                        Israel, que un día se establecieron en Egipto, respondió Camila.
                           - Camila, ¿qué podemos aprender de esta tierna historia?, preguntó
                        Analí Burgos.
                           - Muchas cosas. Por ejemplo, Dios saca de nuestros males bienes
                        mayores para nosotros. Por otro lado, Dios dirige nuestra historia y la guía
                        sin abandonarnos nunca, pero debemos saber confiar en Él, como hizo
                        José. Además, la envidia sólo destruye, mientras que el amor y el perdón
                        edifican.
                                                                                 continúa


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