Page 51 - tan bueno como el pan
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David Franco
En esa torre monumental se colocaron cinco campanas de bronce, fabricadas en Milán
(Italia). Una de ellas fue dedicada a la memoria del padre Carlos Pane. En ella se dedicó
en español y en latín una inscripción que se lee hasta hoy: “Alegre tocaré a la memoria
de Carlos Pane, Salesiano, que con tenacidad recaudó el primer dinero para edificar este
Templo”.
Durante los años siguientes, el recuerdo del padre Pane siguió vigente entre sus
hermanos y antiguos alumnos. Cuando en 1941 se celebró el cincuentenario de la llegada
de los Salesianos al Perú, decidieron rendir un justo homenaje a la memoria del padre
Carlos Pane. Encargaron a monseñor Octavio Ortiz encabezar las ceremonias en honor
a su maestro. El 28 de setiembre inauguró una placa escultórica con el rostro del padre
Pane, ubicada al costado de la puerta principal de la Basílica de María Auxiliadora de
Lima. Quien hoy visita el templo, piede ver la placa hacia el lado derecho: allí, el escultor
representó a Pane con una lista de donantes bajo su mano izquierda y sosteniendo
firmemente un ladrillo con la derecha. Una alusión a su rol en la construcción del templo.
Dos días después de la devolución de la placa, monseñor Ortiz presidió el cortejo fúnebre
que trasladó los restos de Pane desde el Cementerio Presbítero Maestro hasta la Cripta de
la Basílica de María Auxiliadora, donde descansan desde entonces hasta hoy. En su lápida
se lee la siguiente inscripción:
“Carlos Pane / Sacerdote Salesiano / 25-IV-1856 – 20-III-1923 / Con tesonera actividad
/ paciente humildad y santidad de vida / inició, aunó medios e impulsó hasta la muerte la
construcción de este Templo”.
Por esos días un nostálgico salesiano que lo había conocido, lo recordó así, de la misma
manera en que hoy lo imaginamos todos:
“Ahí está: de pequeña estatura, de tez pálida y de mirada tímida, pero
de alma grande y de corazón generoso. Este es el inolvidable padre Pane,
bueno como el pan”.
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