Page 21 - GUIA EDB-5º PRIMARIA
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INFORMACIÓN PARA EL MAESTRO


                      La Cruz             ¿Por qué un instrumento de muerte ha llegado a ser el símbolo del cristianismo?
                                          La muerte es el mayor enigma de la condición humana. Todo lo que hemos construi-
                                          do a lo largo de los años, todo lo bello de la existencia humana, parece esfumarse en
                                          espacio de un instante. Y he aquí que en el corazón de la fe cristiana encontramos
                                          el símbolo de una muerte violenta.
                                          La verdad es que, desde el principio, la muerte no está precisamente en el centro
                                          del Evangelio. La fe comienza con el anuncio de una Vida más fuerte que la muerte:
                                          «¡Ha resucitado!». Es a la luz de la resurrección cuando la muerte toma su lugar en
                                          el mensaje cristiano.
                                          Contemplada con esta luz, la muerte cambia de signo. Sin la confianza en una Vida
                                          más allá de la muerte, los humanos permanecerían paralizados por el miedo, ateri-
                                          dos al borde de un abismo al que no se atreverían a mirar de frente. Pero al consentir
                                          dar su vida por amor, llevado por la certeza de una comunión inquebrantable con su
                                          Padre, «Cristo quitó a la muerte su aguijón» (1 Corintios 15,55), el miedo a la nada:
                                          «Por su muerte ha liberado a todos los que, durante toda su vida, se encontraban
                                          asediados por el miedo a la muerte» (Hebreos 2,14-15).
                                          En compañía de Cristo, morir puede llegar a ser entonces un lenguaje capaz de
                                          expresar el don total de sí. Por su existencia Jesús nos enseña la ley del grano de
                                          trigo: «Si el grano de trigo que cae en tierra no muere, permanece solo; pero si mue-
                                          re, da mucho fruto» (Juan 12, 24). Esta ley no solamente se aplica a la muerte física.
                                          Indica más bien que el camino hacia la Vida pasa inevitablemente por un abandono,
                                          una renuncia a aferrarse a lo que hemos adquirido, con el fin de ir con Dios hacia lo
                                          inesperado que se encuentra delante de nosotros. Existe en nosotros ese germen
                                          portador de vida que subsiste y florece a pesar de todo.
                                          Fuente: «La Cruz»; Carta de Taizé: 2004/3 (fragmento)
                                          Disponible en: http://www.taize.fr/es_article701.html








































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