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“ LAS   ANDANZAS   DE  FILOMENO “


              El maestro Cereza paseaba por el bosque buscando un buen tronco de pino para

              hacer una pata para su mesa. Encontró uno que le gustó y se lo llevó a casa. Cuando
              quiso  dar  el  primer  hachazo,  el  tronco  empezó  a  llorar.  El  maestro    se  espantó
              mucho, se le cayó el tronco al suelo y se escondió detrás del sofá. A lo que el tronco
              se puso a reír.


              Cuando  se  le  hubo  pasado  el  susto,  se  quedó  observando  el  tronco  que  reía  y

              lloraba.  Estuvo  un  rato  dándole  vueltas  para  saber  qué  hacer  con  él,  hasta  que
              pensó en su viejo amigo Geppeto, un magnífico carpintero que sabría hacer de él
              una marioneta fantástica.


              LLevó el tronco a Geppeto, le explicó sus extraordinarias cualidades y le animó a
              hacer una marioneta con él. Entusiasmado, Geppeto se puso manos a la obra. Por la

              noche acabó y la marioneta, a la que Geppeto llamó Pinocho, llenaba todo el taller
              con sus risas y sus bailes. Pero también sus travesuras. Al ver que no se portaba
              muy bien, decidió que tenía que ir a
              la escuela.


              Al  día  siguiente  Geppeto  vendió  su

              abrigo  para  poder  comprar  a
              Pinocho  una  libreta  para  que
              pudiese ir a la escuela. Ya camino de
              la escuela Pinocho se encontró a un

              grillo  parlanchín,  del  que  se  hizo
              amigo.


              Poco  antes  de  llegar,  Pinocho  se
              encontró con un gato y un zorro. El
              Gato y el Zorro le animaron a vender

              la libreta que tanto le había costado
              a Geppeto, puesto que conocían el monte de los Milagros, un sitio donde después
              de  enterrar  las  monedas  de  oro  que  conseguirían  al  vender  la  libreta,  crecerían
              árboles cargados de monedas, y eso haría muy feliz a Geppeto. El Grillo le dio sabios

              consejos: “No te dejes engañar, el dinero no crece de los árboles”. Pero Pinocho no
              hizo caso. Vendió la libreta y consiguió cinco monedas de oro.


              De camino al monte de los Milagros, el Gato y el Zorro le convencieron para cenar
              un  festín  y  dormir  en  un  gran  Hotel.  El  grillo  parlanchín  le  insistía  “No  te  dejes
              engañar, sólo quieren tu dinero”. Pero Pinocho volvió a no hacer caso. Después de


                                                                                                              220
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