Page 65 - Vida de San Agustín_Neat
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cómo impactó a san Antonio este pasaje, a tal punto que,
regresó corriendo a casa, vendió todo lo que tenía, mandó a
su hermana a un monasterio y él se fue al desierto para
entregarse totalmente a Jesús. Así, el anciano les fue
relatando muchas historias similares.
Agustín, abría los ojos más de lo normal, su respiración se
aceleraba, el rostro se le enrojecía, como queriendo estallar
en gritos y decirle a aquel hombre que no siguiera; pues el
deseo de vivir esas experiencias lo llevaba en su interior; pero
a la vez, no quería que aquel anciano se detuviera porque
eso encendía la hoguera que había cargado por tanto tiempo.
Solo hasta que el anciano Simpliciano se fue, se levantó de la
banca donde estaba y exclamó: “¿qué es lo que pasa con
nosotros? Se levantan los indoctos, la gente sencilla y
conquistan la felicidad y nosotros, con nuestro ingenio apenas
suspiramos por ella”. Cuando dijo esas palabras, no más se
agarró la cabeza, dio la espalda a su amigo que lo tenía en
frente y salió a tomar aire.
Muchos días pasó Agustín esperando el momento para dar el
siguiente paso. Anhelaba la vida monástica que se practicaba
en Egipto, de la cual le hablaban, incluso tuvo noticias de
unos monasterios que estaban fuera de la ciudad de Milán,
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