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68 Dr. William Soto Santiago
A Dios no se le olvida nada, ni a Sus profetas tampoco.
Encontramos que Dios es muy celoso, Él dice: “No toquéis
a mis ungidos, a mis profetas” [1 Crónicas 16:22].
(...) Ahora, vean ustedes que cuando Dios tiene un
Programa, Dios está vigilando ese Programa, está
vigilando a las personas a través de las cuales Él va a
cumplir ese Programa; y cualquiera que trate de alterar
ese Programa, que trate de sacar del camino correcto a
esa persona en la cual Dios va a cumplir ese programa,
se ve en problemas con Dios.
Bueno, vean ustedes cómo son las cosas en el Programa
Divino.
Ahora, vamos a ver otro caso de uno que perdió la
bendición; una bendición tan grande, que después buscó,
deseó, arrepentirse, lugar para arrepentimiento, y no lo
halló; y su nombre fue borrado del Libro de la Vida, y se
fue al infierno.
Y ustedes saben de quién yo estoy hablando: de Judas
Iscariote, que vendió al Señor Jesucristo, a la persona más
importante que ha pisado este planeta Tierra. Y luego que
lo vendió, vio todo lo que estaba aconteciendo, y entonces
quiso arrepentirse; devolvió el dinero que le habían dado.
Dijo: “Yo he pecado”. Se reconoció como pecador, que
había pecado. “Yo he pecado entregando a este hombre,
entregando la Sangre de este hombre”. Devolvió el dinero,
pero eso no le sirvió de nada; solamente sirvió para
comprar una propiedad en donde lo enterraran a él.
Porque después que la persona llega a cierto lugar, no
hay lugar para Dios aceptar el arrepentimiento de esa