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El Misterio de la Bendición de . . .                   65

            pasa de uno a otro.
               Pero algunas personas están buscando la bendición
            de Dios en el Cielo, y no pueden llegar al Cielo; y Dios
            la coloca aquí en la Tierra, la sella en la Tierra en un
            hombre, en un mensajero; y cuando llega el tiempo para
            esa bendición ser dada, entonces Dios abre ese sello, y
            es hablada esa Palabra, ese Mensaje de bendición: de la
            Bendición del Primogénito.
               Ahora,  hemos  visto  uno  que  perdió  la Bendición  del
            Primogénito;  pero  eso  no  nos  llena  de  alegría,  que una
            persona pierda la bendición de Dios.
               Pero hemos visto  a otro  que recibió  la Bendición del
            Primogénito, pues luchó por ella, la buscó y la conquistó;
            y de eso sí que nosotros nos sentimos contentos, alegres, de
            que un hombre luche por una bendición divina y consiga
            esa  bendición  de  Dios;  aunque  todas  las  cosas  eran
            contrarias  a  que  ese  individuo  fuera  elegible  para  esa
            bendición de Dios, pues ni había nacido primero.
               Él miró las cosas que son, como que no eran; y las que
            no eran, como las que son. Miró las que eran: Su hermano
            era el mayor, el primogénito; pero él miró como que eso no
            era así; y que él, aunque era el último, era el primogénito.
            Las que no eran: él no era el primogénito; pero él se vio
            como el primogénito.
               Y  como  la  victoria  se  obtiene  por  fe:  por  la  fe  él
            estaba luchando con lo que todo hijo de Dios tiene que
            luchar: con la FE; que es la mano poderosa que agarra
            la Palabra de la promesa y la convierte en una realidad
            para sí, aunque las circunstancias se vean contrarias.
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