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El Misterio de la Bendición de . . . 63
El que creyó que estaba haciendo un buen negocio,
tomando una comida por la primogenitura, fue Esaú, que
tomó... Jacob sabía que Esaú estaba haciendo el peor
negocio de su vida. Pero Jacob sabía que cuando una
persona hace un mal negocio, un mal negocio para una
persona, es un buen negocio para otra persona. Así que
para Jacob era el mejor negocio que estaba haciendo.
Ahora, cuando Esaú dijo: “Cuando muera mi padre, yo
mato a Jacob”, lo escuchó su madre, y le dijo a Jacob:
“Ahora, Jacob, luchaste en el vientre mío, no lograste nada,
pero continuaste luchando cuando saliste fuera. Compraste
la primogenitura a tu hermano, y ahora, con mi ayuda,
lograste la Palabra hablada de la Bendición del Primogénito
(que es la confirmación delante de Dios de la bendición que
le corresponde a esa persona)”.
Y cuando esa persona recibe por fe, y la cree, y recibe
esa revelación de esa Palabra hablada de Bendición del
Primogénito, es de esa persona esa bendición, aunque luego
después le vengan más problemas. A Jacob le vinieron más
problemas: le vino una tremenda apretura por la Bendición
del Primogénito que había obtenido por la Palabra hablada.
Así que su madre le dijo: “Ahora, el próximo paso es
huir. Vete a la casa de mi familia y allá te casas por allá, y
trabajas por allá, y no vengas para acá”.
Así hizo Jacob: se fue huyendo; y se quedó Esaú;
aparentemente se quedó con todo, pero todo lo terrenal.
Pero Jacob se quedó con todo lo celestial; porque a Jacob
lo que le importaba era lo espiritual, era el Programa
Divino, la Bendición del Primogénito, correspondiente para