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El Misterio de la Bendición de . . . 59
Vamos a hacer un negocio tú y yo: Si él se da cuenta, y en
vez de bendecirte te maldice, toda la maldición caiga sobre
mí”.
Ya ahí Jacob se tranquilizó; porque Jacob lo que estaba
buscando era la Bendición del Primogénito. Vea usted que
cuando hubo un riesgo de no recibir la Bendición del
Primogénito, sino una maldición, Jacob tuvo temor. Pero
cuando vio una solución, y que la maldición no podía caer
sobre él porque él tenía la Bendición del Primogénito,
porque él había comprado la primogenitura; y si caía
alguna maldición, caería sobre su madre: “Bueno, pues
aquí, hacia adelante que vamos”.
Prepararon todo, y cuando ya tienen todo preparado, le
colocan la ropa de Esaú. Su madre buscó ropa de Esaú, se
la colocó encima; y entonces va hacia su padre Jacob con
esa comida, y le dice: “Padre, Jehová me ha provisto lo que
yo salí a buscar”. Lo que Jacob había salido a buscar era la
primogenitura; pero lo que Isaac estaba esperando era la
comida.
Ahora, vean ustedes que otra vez con comida, con algo
terrenal, él va hacia adelante para buscar la Bendición del
Primogénito.
“Así que he traído, he preparado, un guisado, un guiso,
y lo traigo para que tú comas y me bendigas. Y o soy tu hijo
Esaú, tu primogénito, reclamando (¿qué?) la Bendición del
Primogénito”.
Cuando Isaac lo escucha, le sonó raro; porque la voz de
Jacob era diferente a la voz de Esaú; y más los padres
conocen a sus hijos por sus voces, y más un ciego; porque