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54 Dr. William Soto Santiago
Una cosa que ni se veía; una cosa que no le podía decir:
“Aquí la tienes”. Pero las cosas más importantes de la vida
del ser humano no pueden ser tocadas, no pueden ser
palpadas, no pueden ser vistas, por el ojo humano, solo por
fe.
Y Jacob por fe, por la fe él creyó que por la palabra que
él le pidió, si él se la daba, eso tenía valor, era válido
delante de Dios. Porque Dios todo lo obra, todo Él lo ha
creado por la Palabra. Así que Jacob conocía el poder de la
palabra, y más en el asunto de la Bendición del
Primogénito. Así que —“Véndeme la primogenitura”.
Esaú dijo: “Y o me voy a morir de hambre. ¿Y de qué me
vale la primogenitura? Si me muero, ¿de qué me valdría
tener la primogenitura si me voy a morir de hambre en este
momento?”.
Como muchas personas han hecho, y hacen actualmente,
y harán: Esaú cambió la bendición, lo espiritual, lo que
realmente tenía valor, por algo terrenal, por suplir una
necesidad terrenal, por el deseo y necesidad de la persona,
por un deseo y necesidad biológica, por un deseo y
necesidad terrenal, él vendió la bendición espiritual.
Y por eso la Escritura dice: “A Jacob amé... ” [Romanos
9:13]. Jacob, el que buscaba la bendición espiritual y no le
importaba lo terrenal; no le importó toda aquella comida
que él había preparado, había pasado trabajo para preparar
esa comida; pero cuando se trataba de lo espiritual, él
cambiaba lo terrenal por lo espiritual.
Por eso Jacob es un buen negociante. Usted encuentra
que todo lo que él hizo, y todos los negocios que él hizo,