Page 168 - mago de oz
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Así diciendo, cayó formando un montón de
cenizas oscuras que poco a poco empezó a
extenderse sobre las tablas del piso. Al ver que
realmente no quedaba nada de ella, Dorothy
llenó otro cubo de agua y lo arrojó sobre las
cenizas, las que barrió luego hacia afuera. Hecho
esto, recogió el zapato de plata, que era todo lo
que quedaba de la vieja, lo limpió y secó bien y
volvió a ponérselo. Después, al comprender que
estaba en libertad de hacer lo que deseara, salió
corriendo al patio para contar al León que la
Maligna Bruja de Occidente había llegado a su
fin y que ya no eran prisioneros en una tierra
extraña.
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