Page 173 - mago de oz
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—Debemos tratar de encontrarlo —declaró ella.
Acto seguido llamó a los Winkies para que la
ayudaran, y marcharon todo ese día y parte del
siguiente hasta llegar al árbol en cuyas ramas
habían arrojado los Monos Alados la ropa del
Espantapájaros.
Era un árbol muy alto y de tronco demasiado
liso, de modo que nadie podía treparlo, pero el
Leñador dijo en seguida:
—Lo echaré abajo para que podamos recobrar las
ropas.
Ahora bien, mientras los hojalateros habían
estado remendando al Leñador, uno de los
Winkies, que era orfebre, había hecho un
mango de oro puro para el hacha a fin de
reemplazar al que estaba roto. Otros pulieron la
hoja hasta eliminar todo el óxido, de manera que
ahora relucía como si fuera de plata.
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