Page 172 - mago de oz
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coyunturas funcionaron como antes. Claro que le
quedaron algunos remiendos, pero los obreros
hicieron un buen trabajo, y como el paciente no
era vanidoso, no le molestaron en absoluto
aquellos remiendos.
Quedó listo y al fin fue al cuarto de Dorothy y le
dio las gracias por haberlo rescatado, se sentía tan
contento que lloró de alegría, y la niña tuvo que
enjugarle cada una de las lágrimas con su
delantal para que no se oxidara de nuevo. Al
mismo tiempo lloraba ella también por la
felicidad de ver de nuevo a su amigo, pero estas
lágrimas no tuvo necesidad de enjugarlas. En
cuanto al León, se secó los ojos tan a menudo con
la punta de la cola que se le humedeció por
completo y tuvo que salir al patio y ponerla al sol
hasta que se le hubo secado.
—Me sentiría feliz del todo si el Espantapájaros
estuviera de nuevo con nosotros –dijo el Leñador
cuando Dorothy le relató todo lo sucedido.
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