Page 260 - mago de oz
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—Esta colina nos pertenece y no permitimos
pasar a nadie. —Pero es que debemos pasar
—objetó el Espantapájaros—. Vamos al país de
los Quadlings.
—¡No pasarán! —declaró la voz, y desde detrás
de la roca salió a la vista el hombre más extraño
que jamás hubieran visto los viajeros.
Era bajo y robusto, y poseía una enorme cabeza
algo chata y sostenida por un grueso cuello lleno
de arrugas. Mas no tenía brazos, y al ver esto, el
Espantapájaros no temió que un ser tan indefenso
pudiera impedirles ascender por la colina. Por
eso dijo:
—Lamento no hacer lo que deseas, pero, te
guste o no, tendremos que pasar por tu colina.
Y se adelantó con gran decisión.
Tan rápida como el rayo, la cabeza del otro partió
hacia adelante y su cuello se estiró hasta que su
coronilla, que era chata, golpeó el pecho del
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