Page 262 - mago de oz
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—Es inútil combatir con gente que dispara la
cabeza como si fuera una bala. Nadie podría
enfrentarlos.
—¿Qué hacemos entonces? —preguntó ella.
—Llama a los Monos Alados —sugirió el
Leñador—. Todavía puedes darles una orden
más.
—Muy bien —repuso ella y, poniéndose el
Gorro de Oro, pronunció las palabras mágicas.
Los Monos fueron tan puntuales como siempre, y
en pocos momentos estuvo toda la banda frente a
ella.
—¿Qué nos ordenas? —preguntó el Rey,
haciendo una reverencia.
—Llévanos por sobre esta colina hasta el país de
los Quadlings —pidió la niña.
—Así se hará —repuso el Rey.
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