Page 74 - Frankenstein
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tativas podrían frustrarse, y mi labor resultar
   finalmente imperfecta. Sin embargo, me anima-
   ba cuando consideraba los progresos que día a
   día se llevan a cabo en las ciencias y la mecáni-
   ca; pensando que mis experimentos al menos
   servirían de base para futuros éxitos. Tampoco
   podía tomar la amplitud y complejidad de mi
   proyecto como argumento para no intentarlo
   siquiera. Imbuido de estos sentimientos, co-
   mencé la creación de un ser humano. Dado que
   la pequeñez de los órganos suponía un obstácu-
   lo para la rapidez, decidí, en contra de mi pri-
   mera decisión, hacer una criatura de dimensio-
   nes  gigantescas;  es  decir,  de  unos  ocho  pies  de
   estatura y correctamente proporcionada. Tras
   esta decisión, pasé algunos meses recogiendo y
   preparando los materiales, y empecé.
     Nadie puede concebir la variedad de senti-
   mientos que, en el primer entusiasmo por el
   éxito, me espoleaban como un huracán. La vida
   y la muerte me parecían fronteras imaginarias
   que  yo  rompería  el  primero,  con  el  fin  de  des-
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