Page 132 - Frankenstein
P. 132
che, respondió que había estado buscando al
niño y preguntó ansiosamente si se sabía algo
acerca de él. Cuando le mostraron el cuerpo,
tuvo un violento ataque de nervios, que la obli-
gó a guardar cama durante varios días. Se mos-
tró entonces la miniatura que la criada había
encontrado en el bolsillo, y un murmullo de
horror e indignación recorrió la sala cuando
Elizabeth, con voz temblorosa, la identificó co-
mo la misma que había colgado del cuello de
William una hora antes de que se lo echara en
falta.
Llamaron a Justine para que se defendiera. A
medida que el juicio había ido avanzando, su
aspecto había cambiado y expresaba ahora sor-
presa, horror y tristeza. A veces luchaba contra
el llanto que la embargaba, pero, cuando la re-
quirieron que se declarara inocente o culpable,
se sobrepuso y habló con voz audible aunque
entrecortada.
––Dios sabe bien que soy inocente; pero no
pretendo que mis afirmaciones me absuelvan.