Page 136 - Frankenstein
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todo ese tiempo, siempre se mostró la más bon-
   dadosa y amable de las criaturas. Cuidó con el
   mayor afecto y devoción a mi tía, la señora
   Frankenstein, durante su última enfermedad.
   Luego tuvo que atender a su propia madre,
   también enferma durante largo tiempo, y lo
   hizo con una abnegación que admiró a todos
   los que la conocíamos. Fallecida su madre, re-
   gresó de nuevo a casa de mi tío, donde todos la
   queremos. Sentía un especial cariño por la cria-
   tura ahora muerta y la trataba como una madre.
   Por mi parte, no tengo la más mínima duda de
   que, a pesar de todas las pruebas en su contra,
   es absolutamente inocente. No tenía motivos
   para hacerlo; y en cuanto a la minucia que cons-
   tituye la prueba principal, de haberla pedido,
   con gusto se la hubiera regalado, tanto es el
   cariño que hacia Justine siento.
     ¡Qué magnífica Elizabeth! Un murmullo de
   aprobación recorrió la sala, más dirigido a su
   generosa intervención que en favor de la pobre
   Justine, contra la cual se volcó la indignación
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