Page 141 - Frankenstein
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cualquier otra falta. ¡Dios me perdone! Desde el
   momento en que me condenaron, el confesor ha
   insistido y amenazado hasta que casi me ha
   convencido de que soy el monstruo que dicen
   que  soy.  Me  amenazó  con  la  excomunión  y  las
   llamas del infierno si persistía en declararme
   inocente. Mi querida señora, no tenía a nadie
   que me ayudara. Todos me consideran un ser
   despreciable abocado a la ignominia y perdi-
   ción. ¿Qué otra cosa podía hacer? En mala hora
   consentí en mentir; ahora me siento más des-
   graciada que nunca.
     El llanto la obligó a callar unos instantes.
     ––Pensaba con horror ––continuó–– en la po-
   sibilidad de que ahora usted creería que Justine,
   a quien su tía tenía en tanta consideración y a
   quien usted estimaba tanto, era capaz de come-
   ter un crimen que ni siquiera el demonio ha
   osado perpetrar. ¡Mi querido William!, ¡Mi que-
   rido pequeño! Pronto me reuniré contigo en el
   cielo, donde seremos felices. Ese es mi consuelo,
   en mi camino hacia la muerte y la difamación.
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