Page 29 - Un poeta con dos ruedas : cuento para los 11 años de edad y sus alrededores
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                    GORDO         —     Palpando         estaba      las    ruedas       flácidas,

                    cuando       de   pronto      oyó    grandes      e   impertinentes         car-

                    cajadas.      Miró      hacia     una     de   las   ventanas        del   piso

                    bajo,    y   vio    a   cierto    caballero       ¡gordo,      gordo!,      que

                    se  reía    estrepitosamente          entre    sus    grandes      bigotazos.
                          Además        se  dio    cuenta,     entonces,      de   que    la   casa

                    era    tan   alta,   tan    alta,   que    casi   alcanzaba        a  tocar     a

                    una    nube     que    en   quel    momento        pasaba       por    encima

                    de   la  ciudad      hacia     las   afueras.     . .

                          Descorazonado            el   pobre      muchacho,         recostó      la

                    "Ocarina"        en   una    fachada       frente     al   rascacielos;       se

                    sentó    en   los   escalones      que    una    puerta     tenía     delante,
                    y  con    los   codos     en   las   rodillas      y   la  cara     entre    las

                    manos,      se  puso     a  pensar.

                         De    nuevo      floreció     en    él  ese    pequeño       poeta     que

                   llevaba      dentro,     y   se   le   ocurrieron       estos    versos:


                                       ¡Pobrecitas        ruedas       mías

                                   tan   enfermas!        ¡Oh,     dolor!

                                   ¡Ají     ¿Por     qué    las   bicicletas

                                   carecerán       de   doctor?.      . .


                         Seguía     triste    y  desesperado,         cuando      otro    mucha-

                   chito    que    caminaba        por    la  acera     le   preguntó:





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