Page 40 - Un poeta con dos ruedas : cuento para los 11 años de edad y sus alrededores
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                    KILÓMETROS              —    El   chiquitín      salió   volando,       se  fue

                   a   la  azoeta     y  gritó:

                         —jSilencio,         señores!
                         De    este   modo      hizo    callar    a  toda    la   banda,      y  en

                   aquel      silencio     se    oyó    que     alguien      pegaba       con     el

                   puño     en   la   puerta,     deseando        que    la   abrieran.

                         —¿Saben          ustedes      quién      llama?       —exclamó           el

                   pequenito        de   las   alas—.       Pues     llama      el  gordo      don

                   Huracán,        que    quiere     castigar      a  un   niño     después      de

                   haberle      picado     las   ruedas      de   su   bicicleta,     en   la  que
                   venía    rodando       cerca     de   100    kilómetros,       desde     Villa-

                   colorín     de   las   Cintas.

                         —¿Sí?.       .  .  ¡Pues    a   élí.   . .

                         Los    11    músicos       dejaron       sus   instrumentos         y    se

                   lanzaron       rápidos     hacia     la  puerta;      y   como     los   oyera

                   don    Huracán,        se  precipitó      escaleras       abajo.

                         ¡Gran     tumulto      se   oyó    durante      un   buen     rato,   por
                   los   780     peldaños       de   que     se   componía        la   escalera!

                   Y   es  verdad      que   el   gordo,     como     los  había     escuchado

                   antes    de   que    salieran,     y   además      su   peso    le   ayudaba

                   a  descender,        pudo     llegar    a  su   casa    antes    que    nadie,

                   y   entrar     con   rapidez,      ya    que    por    el   deseo     urgente

                   de   castigar      al  niño,    había     dejado      abierta     la   puerta.





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