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loch-Pitts. El entrenamiento de la red neuronal se conseguía de
                     manera parecida a lo que se conoce como regla de Hebb,  de tal
                     forma que cuando una neurona estimulaba de forma persistente
                     a otra, aumentaba la eficacia sináptica entre ambas, con lo que
                     crecía el peso en la conexión entre ambas neuronas. En 1956, dos
                     años después de la muerte de Alan Turing, John McCarthy acuñó el
                     término inteligencia artificial durante una conferencia acerca de
                     la sin1ulación del comportanuento humano con ordenador, in1par-
                     tida en el Darmouth College, en Estados Unidos. Un año más tarde,
                     en 1957, el psicólogo Frank Rosenblatt (1928-1971) desarrolló el
                     perceptrón, la primera red neuronal artificial con utilidad práctica.
                         A partir de estas simulaciones surgieron otros modelos de redes
                     neuronales artificiales, por ejemplo, las redes con retropropagación,
                     con las que es posible reconocer letras, números, fotografías, etc.,
                     de una manera más eficaz. En la actualidad, tanto las redes sencillas
                     como aquellas con retropropagación son ampliamente utilizadas en
                     la vida diaria, por ejemplo, en la clasificación del correo electrónico
                     para evitar correos no deseados --€1 spam-, en el reconocimiento
                     del habla e imágenes,  en el reconocimiento del electroencefalo-
                     grama (EEG) humano, en el reconocimiento del latido cardiaco del
                     feto para distinguirlo del de la madre, y un largo etcétera. Desde
                     hace años las redes neuronales artificiales han sido «construidas»
                     en circuitos integrados, los llamados neurochips, fonnando parte de
                     tarjetas que pueden ser incorporadas a un ordenador u otra máquina
                    · con el fin de desarrollar aplicaciones o sistemas inteligentes en pro-
                     blemas tan variados como los citados anteriormente o, por ejemplo,
                     en problemas de índole financiera. Ha hecho falta que transcurriera
                     más de medio siglo para que las ideas de Turing acerca de la maqui-
                     naria inteligente formen parte de nuestra vida cotidiana.





                     EL ADN Y LA VIDA EN  EL  ORDENADOR

                     Hacia el final de su vida, Alan Turing también hizo experimentos
                     pioneros en la simulación de la morfogénesis, esto es, los proce-
                     sos biológicos que conducen a que un organismo desarrolle su






          138        EL LEGADO DE ALAN TURING
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