Page 102 - NUEVE MUJERES, LIDERAZGOS QUE INSPIRAN
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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
  la Luz Marín y su esposo; muy pronto su vida cambió por completo.
Poco a poco la llama del amor se apagaba, debido en gran parte, —según ella relata—a la irresponsabilidad de su marido que, entre otras cosas, casi la hizo perder la casa donde vivían, porque el acuerdo era que ella colocaría el pie y él pagaría los dividendos. Pero él no cumplió y la vivienda tuvo que ser literalmente rescatada del remate. Para una persona de responsabilidad extrema aquello era simplemente inaceptable, de manera especial estando sus hijos de por medio. Por eso decidió cortar por lo sano.
Su vida comenzaba a desmoronarse; lo estaba perdiendo todo y de manera sucesiva: primero la estabilidad laboral de largos años en San Pedro, donde paso a paso se fue forjando un futuro, y ahora su matrimonio. De la noche a la mañana quedaba sola, con dos niños que sacar adelante y sin trabajo. Tenía a sus hermanos y a su madre, pero su padre, su gran apoyo en el pasado, ya había muerto.
Sin lugar a dudas las cosas no podían quedar así; había que crear un plan para avanzar, porque la vida continúa. ¿De dónde obtener dinero para mantener su casa, seguir pagando los dividendos y salvar la situación?
Decidió arrendar su propiedad e irse con los niños a vivir con su madre, doña Hortensia Spring, hija de ingleses. “Mi madre era muy católica, casi de misa diaria. Nosotros no tanto, pero cada vez que tengo un problema recurro a Dios, siempre lo llevo en mi corazón, especialmente en esa época de tantas dificultades. A veces, en retrospectiva pienso que si yo me hubiera casado con un hombre rico, tal vez no habría avanzado como lo que hice. Pero tal como se dieron las cosas, me vi obligada a luchar. Antes era sola y no importaba, pero ahora tenía dos hijos, y esa era una responsabilidad ineludible. Yo no quería que pasaran penurias, no quería que les faltara nada. Eso fue lo que me llevó a dar la gran batalla, ese fue mi verdadero motor. Mi ex marido se casó tres veces más, siguió teniendo hijos y nunca se preocupó de nosotros...”.
Fue tanto el dolor de esa decepción, que decidió eliminarles el apellido de su esposo a los niños y ponerle el suyo, simplemente Marín.
Vivió alrededor de tres años con su madre, incursionando en otros negocios, porque entre 1983 y 1989 la industria vitivinícola se desplomó y recién repuntó en la década de los 90. Por lo mismo, los productores de vino abandonaron totalmente la vid y la reemplazaron por frutas. Cientos de hectáreas fueron arrancadas de cuajo para cultivar manzanas, naranjas, guindas, kiwis y tuvo que transcurrir bastante tiempo hasta que volvieran a elegir la vid.
“Siempre he sido busquilla y no me dejo derrotar con facilidad” —agrega
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