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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
Por ello, el trabajo del conglomerado fue muy grande. “Por algo la inversión extranjera en los años 90 fue tremenda, no tuvo precedente. Y eso ocurrió con Aylwin, Frei y Lagos, el período fuerte de los grandes emprendimientos. El saneamiento afectó la pavimentación de calles y eso era algo vital para el medioambiente y necesidades de la gente. Se hicieron muchas cosas, hubo que idear los mecanismos, ponerlos en práctica mediante un proceso de prueba y error”.
Su capacidad de analisis, su fama de mujer inteligente, certera en sus juicios y creativa se conoció en el mundo político después de ese desempeño en el Ministerio de Economía, de modo que en 1995, su amigo Jorge Rosenblut le propuso otro desafío, subiendo un poco más la vara: asumir la Dirección de la Comisión Nacional del Medio Ambiente, CONAMA. En otras palabras, crearla, porque si bien existía una ley, no había reglamento, por lo tanto no se podía aplicar.
Sería la persona a cargo de organizar la nueva institucionalidad ambiental del país, donde no existía nada, un desafío imposible de resistir para un carácter como el de Vivianne Blanlot, que ama los retos y las incursiones en territorios inexplorados.
Existía una gran presión por invertir en los distintos sectores productivos del país y mientras se generaba el reglamento se partió con la denominada “institucionalidad ambiental voluntaria”, es decir, una invitación a las empresas a ingresar estudios de impacto ambiental para obtener los permisos sectoriales correspondientes para llevar a cabo sus proyectos. Se registraba un boom de inversión en energía, gasoductos, centrales térmicas a gas, gas argentino, que por primera vez estaba llegando a Chile, varias centrales térmicas, el Proyecto Hidroeléctrico Ralco, primera parte de la planta de celulosa de Valdivia.
La consigna era avanzar en protección medioambiental, pero sin descuidar el crecimiento del país, donde todavía la expansión per cápita era muy reducida y existía mucha pobreza. Había que realizar ambas tareas y buscar siempre la manera de conciliar ambos valores, en medio de todo tipo de exigencias.
“Yo soy muy buena para resistir. Por otra parte soy muy buena para dialogar, reunirme con la gente, escuchar distintos puntos de vista, me preocupo de entender bien, pero cuando adopto una posición, ya no me muevo de la línea, por eso me han despedido de todos los cargos públicos que he tenido...(se ríe de buena gana). Me consideran demasiado rígida, inflexible, a lo mejor lo soy, no soy dueña de la verdad; a lo mejor hice mal las cosas. En la CONAMA me echaron porque aprobamos, después de un proyecto larguísimo de dos años, la hidroeléctrica Ralco con ciertas condiciones que a la Presidencia no le gustaron. Entonces me llamó un subsecretario y me explicó que si dejábamos las cosas así la empresa podría recurrir al Comité de Ministros. Luego me convocó el ministro de la Secretaría General de la Presidencia de la época, Juan Villarzú, para que desistiera de mi posición. Y yo no daba mi brazo a torcer. Él no lo podía creer, me decía: ‘Pero si tú trabajas para el Gobierno’. Sí, yo les contestaba, pero primero trabajo para Chile. Yo tengo un carácter fuerte, pero
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