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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
  Comisión de Energía. “Yo lo tenía más que claro; el tema de energía era mío y había trabajado mucho por su candidatura. Si yo no me hacía valer, nadie me llamaría, nadie me recordaría luego del triunfo y la instalación de los partidarios. Mi amigo me encontró toda la razón, porque esa es la historia de las mujeres, no estamos visibles... pasamos medio piolas. Yo me fijo cuando sale un ministro hablando frente a la televisión, aparece un montón de personas detrás, apegadas a él. A mí me da plancha, es vergonzoso. Los que salen generalmente son hombres, porque a las mujeres nos da pudor. Los hombres se ponen en la foto y no les importa. Y eso ocurre en todo orden de cosas con las mujeres, no nos ponemos en la foto, no nos achoclonamos, y eso es un error. Somos muy invisibles. Para mí no fue fácil levantar el dedo, llegar y llamar. Mi naturaleza me decía que no, que yo tendría que recibir una llamada en reconocimiento a mis méritos, pero si hubiera seguido así habría sido una completa tonta, porque nadie me habría reconocido jamás”, indica.
Y resultó; muy pronto la contactaba José De Gregorio, el titular de Economía, y la nombraba en el cargo que ella quería, directora de un servicio muy importante, que aplicaba las normativas, creaba las políticas. Un organismo muy poderoso encargado de los temas energéticos. Si bien era un cargo muy poco visible, era importante desde el punto de vista estratégico, porque por primera vez se planteaba una reforma a la regulación eléctrica. Y eso fue lo que le otorgó más visibilidad al tema, porque era urgente la adecuación de una serie de disposiciones incompletas. Era clave incorporar cambios a la ley, redactada en 1982 durante el Gobierno militar, con el espíritu de que se pudieran privatizar las empresas del rubro, algo en lo que Chile volvió a ser un modelo y fue copiado por distintos países del mundo.
“Como se privatizaron esas entidades gracias a esa ley, el empresariado tenía un temor inmenso a que se cambiara la norma y que en un Gobierno socialista, como el de Ricardo Lagos, se deshiciera ese modelo tan beneficioso. También había miedo a una sobrerregulación. Entonces los ejecutivos de las empresas me miraban con cara de ‘esta mina, para qué quiere andar cambiando la regulación, cuando funciona perfectamente y los problemas no son tan graves’. Yo, en cambio, estaba empecinada en modificarla, pero el ministro de Economía, Jorge Rodríguez, estaba en contra, porque él venía del sector privado. Pero no era cuestión de que estuviera en contra, lo que él debía hacer era convencerme a mí...”.
Vivianne Blanlot tuvo éxito en lograr algunas transacciones con el secretario de Estado, pero surgió un tema regulatorio donde se produjo un fuerte cortocircuito. Ella sostenía que la regulación tenía que permitir que se desarrollara, en el momento oportuno, la interconexión de todo el país, norte y zona central, dos sistemas aislados y que se invirtiera más en transmisión, porque hasta la fecha eso no estaba ocurriendo. Con la gran experiencia en muchos territorios de la región, se dio cuenta de que muy pronto se producirían graves cuellos de botella, lo que llevaría a cortes del suministro de todo tipo, y seguidos.
Para el ministro el tema de la transmisión era menos relevante, justo cuando se
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