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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
iniciaron los primeros indicios de que Argentina no cumpliría con las entregas de gas y de la noche a la mañana se terminaría sin ese producto.
Respecto del tema del gas, ella no era la única en pensar así. Lo mismo ocurría con los altos ejecutivos de la Empresa Nacional de Petróleo, ENAP, de modo que en grupo fueron a conversar con el Presidente Lagos y le expusieron el problema.
Una Once con el Presidente Lagos
“Esa era la verdadera urgencia, pero el ministro no lo veía así y sostenía que aquello no ocurriría. Y si pasaba, a través de la diplomacia se recuperaría. No le daba ninguna importancia a mi planteamiento de la regulación del sistema eléctrico que en la eventualidad de pérdida de gas podría ayudar. El Presidente Lagos me creyó y se inclinó por un sistema de regasificación del gas natural licuado que venía por barco para suplir el desabastecimiento. El corte del gas era inminente y fue tal el conflicto, que me di cuenta de que entre un ministro y yo, era obvio que yo me tenía que ir. De inmediato pedí audiencia con el Presidente y él me invitó a tomar el té a las cinco de la tarde. Yo le dije que me tenía que pedir la renuncia y se rió. Me señaló que estaba esperando un poco de tiempo más, porque quería ofrecerme otro cargo, pero yo le planteé la necesidad de darle un término, porque era demasiada la tensión. Y él accedió”, señala.
Esta vez tomó su auto y ni siquiera esperó llegar a su casa, se fue llorando todo el camino, mientras manejaba. Después de tres años de funciones a cargo de la Comisión de Energía, se sintió simplemente abandonaba, con el ministro de Economía y todo el establishment energético del país en contra, es decir las empresas privadas más importantes del territorio. Valiente, pero sentimental.
La prensa tomaba partido y especulaba frente a estos públicos enfrentamientos entre la alta ejecutiva y el ministro Jorge Rodríguez, por “cambios legales que el ministro impulsaba para dar certidumbre a Endesa, AES Gener y Colbún en sus inversiones”, expresaban los medios.
Otros sostenían que el fondo del problema era que el sector era monopólico y que había temor a permitir el acceso al mercado eléctrico de nuevos actores, poniendo barreras de entrada y dejando las decisiones futuras de este sector en manos de las propias empresas, especialmente de ENDESA.
El único consuelo para Vivianne Blanlot, en medio de ese torbellino, vino más tarde, cuando se cumplió su vaticinio y Argentina dejó de enviar su gas, lo cual sumió al sistema eléctrico en la peor crisis de la que se tenga recuerdo y el tema de la transmisión se agravó, porque no existían las condiciones de trasladar toda la energía que estaba faltando en la zona. El sistema estuvo en una situación
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