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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
lugares de Santiago y ellos le consultaban a la gente respecto de su opinión sobre la reforma previsional, educacional. En el fondo lo que queríamos era saber sus inquietudes, y esa información se le enviaba directo a la Junta de Gobierno. Lo que detectábamos era que la gente sentía temor pero, al mismo tiempo, esperanza, y era a partir de aquello que se podía reconstruir”, indica.
El Machismo Nacional
Es verdad que Patricia Matte tenía una excelente base de despegue para elevarse, pero la que hizo el esfuerzo, por sus propios medios, fue ella. No sólo dio la batalla ideológica, con inteligencia, fortaleza y humanidad en la universidad durante la UP, sino que libró batallas personales intensas y silenciosas, como su lucha por adquirir mayores habilidades para las Matemáticas, algo que la persiguió durante toda la educación media —las humanidades, en esos años—, en los dos colegios en que estuvo, el Villa María y las Monjas Inglesas, y luego en su carrera de Sociología, en los ramos de Estadística I y II. Ese fue siempre su talón de Aquiles hasta que descubrió que “con un ingeniero a mi izquierda y otro a mi derecha, todas esas dificultades se podían superar”. El problema fue que en ese entonces esa falencia incluso repercutiría en su aproximación a los negocios familiares. Hoy se arrepiente de no haber luchado más hasta superar esa debilidad que era conocida por su círculo más inmediato, lo que la llevó a convencerse y, por lo mismo, a descartar incursionar en “los negocios más duros de la familia”.
“En vista de las acusaciones de colusión de la Papelera, me arrepiento de no haber participado más activamente. Al creer que carecía de una mente más ingenieril, me autolimité, me dediqué a otras cosas, que al final terminaron siendo aún más complejas como la sociología y, especialmente, la educación. Pero igual me arrepiento, porque nosotras las mujeres tenemos un olfato especial y yo habría detectado que algo andaba mal en la empresa. Es ese machismo todavía presente en este país... De hecho, mi marido me decía que la SIP, Sociedad de Instrucción Primaria, iría a la ruina con mis conocimientos numéricos, pero yo funcioné perfecto durante 30 años con expertos que siempre me asesoraban y tengo excelentes resultados. Por eso ahora me estoy involucrando más, de manera muy humilde, pero persistente, en los negocios de mayor calibre, porque me siento capacitada para hacerlo”.
Su batalla por aumentar su entendimiento de las matemáticas fue parte de un camino árido. Además tuvo que enfrentar por sí misma tareas duras, como ser una de las primeras mujeres de su medio en ir a la universidad, convertirse en profesional y ejercer como tal, en un mundo especialmente machista como el que le correspondió vivir y sin referentes directos, porque su madre, tías y abuelas fueron siempre dueñas de casa.
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