Page 203 - NUEVE MUJERES, LIDERAZGOS QUE INSPIRAN
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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
  de los hospitales, con una inversión de más de USD $22 mil millones. Los resultados están a la vista: la mortalidad infantil bajó a siete por cada mil nacidos vivos; la cantidad de muertes en menores de 15 años disminuyó de 48 a menos del uno por ciento y la expectativa de vida pasó de los 36 a más de 80 años.
“Desarrollar estos programas me permitieron aplicar todas las herramientas que me había entregado la Sociología. Yo vivía peleando con dos grandes amigos míos en la Dirección de Presupuesto, Pablo Inhen y Gerardo Jofré, que me lanzaban frases como estas: ‘los programas sociales están llenos de grasa’, en otras palabras, están tan mal orientados... Eran frases que me desafiaban y me obligaban a armar proyectos viables, para lo cual había que realizar una profunda evaluación”, indica.
Muchas veces estos programas o proyectos eran rechazados precisamente por la Dirección de Presupuesto que maximizaba los recursos permanentemente. Entonces aparecía Miguel Kast, que ante cada adversidad decía: “Ahora hay que sumergirse bajo la ola durante un tiempo, para emerger después con más fuerza, de modo de replantear el mismo proyecto”. Así le levantaba el ánimo al grupo y permitía continuar en esta lucha por los más pobres y carenciados.
Y no eran tiempos para deprimirse, por el contrario, había que entrar en plena acción, porque no sólo el tema de la desnutrición preocupaba, también eran inquietantes otros planteamientos del Mapa de la Extrema Pobreza. En uno de sus acápites decía: “Este no es un problema ajeno para el resto de la sociedad que se encuentra al margen de la miseria. Una comunidad en que una persona de cada cinco está marginada de la cultura y las condiciones mínimas de consumo, vivienda y de la protección de la salud, es una sociedad enferma y para mejorarse requiere de la cooperación de todo el organismo social”. Agregaba que la extrema pobreza: “Es un cataclismo social y merece la misma atención y prioridad que se ha concedido a las emergencias provocadas por la naturaleza”.
Agrega Patricia Matte: “Fue una etapa extraordinaria, trabajábamos con tanto entusiasmo, sabiendo que nuestra acción tendría repercusiones profundas en el país, como que las tuvo entre los más necesitados”.
Pero el trabajo social no era ninguna novedad para Patricia Matte. Su madre, doña María Larraín Vial, siempre estuvo involucrada en acciones de ese tipo, las que compartía con toda su familia.
A los cinco años, Patricia Matte llegó con sus padres a vivir en una casa ubicada en el barrio El Golf, al costado izquierdo de la actual Iglesia Nuestra Señora de Los Ángeles. Muy cerca, a unas seis cuadras, existía la población Los Areneros, a orillas del río Mapocho. Se trataba de un gran campamento habitado por gente muy humilde que su madre comenzó a frecuentar cada vez más, porque era una mujer muy creyente y piadosa.
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