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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
Desarrollo, Patricia Matte fue convocada a integrar el Directorio de la Sociedad de Instrucción Primaria (SIP), una organización cuyos orígenes datan de 1856, que crearon aquellos grandes hombres chilenos del siglo XIX, sabios, emprendedores, empresarios, educadores, estudiosos y políticos visionarios. Entre otros, Benjamín Vicuña Mackenna, los hermanos Miguel Luis y Gregorio Víctor Amunátegui Aldunate, historiadores, considerados como los herederos intelectuales del sabio venezolano-chileno Andrés Bello, Diego Barros Arana, y Domingo Santa María.
“Mirando los estatutos de la SIP uno se da cuenta de lo moderno de sus planteamientos, incluso en esa época. Allí dice que su propósito es ‘formar a los ciudadanos que requieren educación, un desafío tan gigantesco que no lo puede acometer sólo el Estado: los privados tienen que participar”, señala Patricia Matte, como haciendo suyo este pronunciamiento, que de alguna forma, terminó transformándose en su lema.
Apenas se creó esta Sociedad, a pocas décadas de la Independencia de Chile, se incorporó su tío bisabuelo Claudio Matte Pérez. Para Patricia Matte llegar a la SIP fue un verdadero honor, porque “siempre en esta organización ha participado un Matte”.
Claudio Matte Pérez creó las bases de la entidad en un Chile donde el 86 por ciento del país era analfabeto. Este hombre, que ejerció la presidencia de la institución durante 64 años, primero se instaló en Alemania, porque allí estaba el mejor sistema educacional del mundo y se dedicó a estudiarlo durante dos años, para aplicarlo en Chile. Fue así como nació el famoso Método de Lectoescritura Matte —también conocido como el Silabario del Ojo—, que enseñó a leer a muchas generaciones de chilenos.
Fue y es el gran inspirador de la SIP hasta el día de hoy. Su principal lema fue que la pobreza no constituía restricción alguna para saber y aprender, para lo cual se requerían tres condiciones: un buen profesor, una buena infraestructura y métodos y programas adecuados. Un planteamiento cuya aplicación es hoy más necesario que nunca.
“Un día, cuando todavía estaba en el Gobierno de Pinochet, me contactó la Sra. Luz Matte de Boetsch, hija de don Arturo Matte, que fue presidente de la Sociedad de Instrucción Primaria por mucho tiempo. Quería que yo participara en la organización, porque habían seguido mi trayectoria, en el sentido de lo involucrada que yo estaba en temas de educación y pobreza. Mi papá, que era muy amigo de don Arturo, me dijo ‘métete, vale la pena’ ”.
Emocionada por la oferta, no fue una decisión fácil. Estaba literalmente colapsada de tanto trabajo y apenas tenía tiempo para atender a sus cuatro hijos. Y ese poco tiempo que compartía con ellos, le disminuía, en parte, ese fuerte sentimiento de culpa que sentía al siempre tener que dejarlos solos mientras ella trabajaba.
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