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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
“Yo estaba copada. En esa época los cuatro niños estaban chicos. Terminaba todos los días reventada y, más encima, con un enorme remordimiento por no estar en condiciones de darles más de mi tiempo a mis hijos. Ahí aprendí que las mujeres somos las únicas que podemos ser madres, eso es intransferible, solo podemos hacerlo nosotras. Cualquiera otra cosa la podemos encargar, pero no ser madre, eso jamás puede perderse de vista. Yo creo que, de alguna manera, mis niños sí resintieron mi ausencia, pero, a cambio, recibieron el ejemplo del deber cumplido, del amor por el trabajo bien hecho y de lo importante que era servir al país en áreas tan claves como lo social y lo educacional. De hecho, tengo una hija que es profesora, la mayor, María Patricia; Magdalena, psicóloga, ambas se desempeñan ahora en la SIP; Bernardo que adora la cosa pública, presidente de la SOFOFA y Jorge Gabriel, que termina un postgrado en Inglaterra en Sociología”.
Pese a todo y con todo, finalmente, no pudo resistir la oferta. Combinar la sociología, que tanto amaba, con los programas sociales orientados a la infancia que aprendió a conocer en directo durante años, con la educación y con un trabajo que estaba tan ligado a la historia familiar, era algo demasiado atractivo para dejarlo ir.
Entró al directorio y muy pronto pasó de reemplazar a Luz Matte como vicepresidenta a presidenta de la institución en propiedad.
A partir de ese instante, la educación se transformó en el eje central de su carrera y de su vida.
“Ahí fue cuando me di cuenta de lo mucho que me ayudó todo lo realizado en mi vida: mis estudios de sociología, mi contacto con gente de todo el espectro político, y más que nada mi trabajo en ODEPLAN y la Secretaría de Desarrollo Social. Recorrí todo Chile evaluando la ficha CAS. Llegué a lugares increíbles, como Las Juntas, Parinacota, donde jamás habría ido por mi cuenta. Todo eso me marcó, me enriqueció. Comprendí a cabalidad lo que era la educación municipal, porque trabajé mucho con alcaldes. Había vivido muy de cerca la pobreza y batallado intensamente para que el país pudiera superarla. Además yo venía con ese teje y maneje de lo público, lo cual me facilitó mucho el trabajo en la SIP. Venía con mucha experiencia acumulada que en esa organización sería muy útil. En ese instante, al ingresar a la Sociedad de Instrucción Primaria terminé de comprender que el país se encontraba en vías de superar para siempre la barrera de la desnutrición y que ahora se enfrentaba a otro gran desafío: el tema de la educación y su falta de calidad. Y yo quería estar allí, enfrentando esa nueva batalla”, indica.
Cuando asumió la presidencia, se hizo cargo de una red de 15 colegios particulares subvencionados, sin fines de lucro, orientados siempre a atender a los sectores más pobres de Santiago. Durante su administración no sólo le imprimió nuevos bríos a ese conjunto de escuelas, sino que las aumentó y mejoró cada vez
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