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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
el domingo, la única diferencia era que la universidad abría a las 12 y no a las ocho. Hubo momentos bastante duros, pero nada imposible de soportar. Ir a misa me reconfortaba, porque me era algo familiar, similar a lo chileno, eso me daba fuerzas. Pero finalmente logré mi Máster, que era un requisito para hacer una tesis que nunca hice, porque había que volver a trabajar a Chile y el tiempo apremiaba”.
Cuando regresó, el tema previsional se volvió a desempolvar. A fines de 1978, se creaba una comisión coordinada por Martín Costabal y en la que participaban, entre otros, el subsecretario del Trabajo, Alfonso Serrano; María Teresa Infante; Luis Larraín (actual director de Libertad y Desarrollo); Renato Gazmuri (primer superintendente de AFP) y el abogado Patricio Mardones. También asesoraba, en forma más esporádica, el entonces joven economista Hernán Büchi.
Pronto el general Pinochet organizaba el denominado Gabinete de la Excelencia, con la participación de Sergio Fernández, Hernán Cubillos y José Piñera. El 4 de noviembre de 1980, tras grandes esfuerzos por parte de este último, ya convertido en ministro del Trabajo, —a quien le costó bastante convencer a la Junta Militar—, se lograba aprobar el inédito sistema previsional de capitalización individual.
La Revolución Educacional
Debido al avance en esa área, todas las semillas que Miguel Kast hizo germinar fueron repartidas en otros ministerios. En el caso de María Teresa Infante asumió la Superintendencia de Educación, donde estuvo cinco años implementando su otra revolución, la reforma de la educación.
Era la época en que llegó desde la subsecretaría de Educación, el ministro Alfredo Prieto Bafalluy. “Era un período en que el país tuvo mucha plata. En 1979 se dictó una nueva Ley de Rentas Municipales que asignó nuevos roles a estas entidades. Y esto generó un cambio relevante, ya que las comunas más pobres o marginales desde el punto de vista geográfico, lograban un aumento de la subvención para educación básica y media del 60 y 80 por ciento. Así las municipalidades con más recursos apoyaban el sistema educacional y las más pobres duplicaron sus ingresos, algo que ocurrió en todas las zonas rurales. Era una idea de siempre del equipo económico, el principio de subsidiariedad que estaba en el corazón del sistema, en el sentido que los problemas debían resolverse lo más cerca de las bases, porque es ahí donde se conocen y solucionan las dificultades. Había que generar políticas públicas, regulaciones, fiscalizaciones pero nunca ser operativo”.
Sobre el tema agrega :”El centralismo había llevado al ministerio a ser juez y parte del proceso educativo: dictaba las políticas y normas, administraba y se auto-controlaba. Este cuadro nos llevaba a una duplicidad de funciones entre
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