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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
“Los jóvenes se han desarrollado mucho en esa área; tenemos que entender que los países no crecen solo por sus mecanismos para atraer inversión, crecen por esta yuxtaposición y complementos de competencias diversas. Si todos somos iguales y clonados, no pasará nada. Por ejemplo, la mirada que tiene una persona de color de la vida es absolutamente distinta a la que tenemos nosotros”, indica.
Ella tiene una claridad absoluta de que la falta de sensibilidad y habilidades para manejar las diferencias, por parte de determinadas empresas, tendrá serias consecuencias organizacionales, hasta que aprendamos a valorar y administrar la diversidad. Y nosotros como head-hunters coincidimos, porque en el mundo de hoy los verdaderos líderes son aquellas personas capaces de aceptar y crear un medio laboral donde la gente entregue lo mejor que tiene, al margen de su estatus familiar, género, raza, edad, credo, orientación sexual, atributos, nivel socioeconómico, país. Esa claridad en plantear los temas laborales y políticos fue lo que comenzó a seducir a sus jefes y lo que, probablemente, la llevó a su actual posición.
En el Palacio de Topkapi
No le ha sido difícil llegar a la madurez ejecutiva porque es muy rápida mentalmente, autoexigida, perfeccionista, pierde el interés con rapidez porque está siempre pensando en la próxima tarea y cómo hacerla de manera impecable. Pocas veces descansa y cuando lo hace siempre piensa: “¿No sería más útil hacer esto o aquello en vez de estar tendida en la cama?” Jamás ve televisión, porque es una obvia pérdida de tiempo y además porque “me carga”. Adora estar creando, trabajando, en plena acción.
Y ella que tanto ha luchado por la diversidad, es bastante diversa: no sólo le gusta planificar con su equipo de trabajo, crear nuevas tareas, también para ella es un agrado estar en la casa. “Si me hubieran dado a elegir, lejos habría preferido trabajar medio día, pero eso no existe en Chile. Me encanta estar en la casa, hacer el aseo, estar con los niños, recibir gente, hasta hacer el baño, lo cual ya es raro. Lo único que no soporto es planchar, es algo demasiado estático para mí. Pero todo el resto de la vida doméstica me gusta, aunque jamás habría soportado una existencia sin trabajar fuera de la casa. Habría vuelto loca a mi nana, a mi marido y a mis hijos, pese a que siempre estoy muy encima de ellos, soy bien a la antigua, no pierdo oportunidad de compartir con ellos, incluso a la edad que tienen, todavía salimos los cuatro de vacaciones”.
Una de sus mayores felicidades es su familia y recuerda como un hecho memorable cuando nacieron sus dos hijos y es por eso que luchó tanto, y lo sigue haciendo, por compatibilizar ambos roles.
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