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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
con el tiempo se transformó en la Organización No Gubernamental, la ONG, Casa de la Paz.
De pronto llegó el 27 de noviembre de 1983. En la madrugada de ese día, 20 para las tres de la madrugada llegaban los primeros nueve misiles, de 108, Pershing-II a la base norteamericana de Mutlangen, en el sur de Alemania, en un convoy de siete camiones, que una vez instalados, en sólo 10 minutos, con un error de 30 metros, podrían alcanzar el centro de la Unión Soviética.
En ese instante, muchos en Chile, pese a la lejanía, comprendieron que los planteamientos de Lola Hoffmann en favor de la paz no eran en vano; que el hecho de que Chile siempre estuviera tan lejos del epicentro de los conflictos mundiales no significaba que aquello no estuviera ocurriendo; que efectivamente había una verdadera urgencia de actuar antes de que fuera demasiado tarde.
Para Ximena, lo más importante estaba por venir. En medio de los problemas con el Gobienro militar y la crisis atómica, un día, al llegar Ximena Abogabir a su sesión del taller de sueños con Lola Hoffmann, la psiquiatra le comentó, con gran entusiasmo y alegría, que desde Nueva York le enviaron una invitación a participar en un movimiento increíble, la llamada “Iniciativa Planetaria para el Mundo que Elegimos”. Un proyecto, creado en 1981, por un grupo de funcionarios de Naciones Unidas, que buscaba congregar a una serie de personalidades del mundo espiritual y político, con el propósito de concientizar a la Humanidad de los riesgos del conflicto nuclear y de la debacle ambiental que se aproximaba e impulsar la paz como una forma de vida.
“Recuerdo que Lola mostró las carpetas que había recibido desde Estados Unidos, con una invitación para un evento, un primer congreso que se celebraría en Toronto, Canadá. Le pedí prestados los documentos para el fin de semana y una oportuna gripe me dejó en cama. No pude parar de leerlas y, a medida que avanzaba, algo en mi interior se iba reorganizando, como piezas de un rompecabezas que van encajando. Sentí que se disipaban mis antiguas nubosidades internas y literalmente vi la luz. El malestar existencial que me acompañaba se transformó en una certeza muy importante sobre lo que debía hacer”.
Estas carpetas contenían diagnósticos sobre diferentes temas como pacifismo, ecología, derechos humanos, medicina alternativa, agricultura orgánica, pueblos originarios, mujeres, editados por esos funcionarios de la ONU. La convocatoria era a organizarse, a nivel mundial, en movimientos de base y a sumarse, y visualizar la vida que cada uno quería realizar y comenzar a hacerla realidad, pero en paz.
El mensaje implícito, expresa Ximena Abogabir, era que “nadie en su
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