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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
más lúcidas y que más contribuyera a la buena reputación de Casa de la Paz, pese a que los pares más radicales de la entidad no se ahorraron críticas por el proceder. Ello implicó que muchos proyectos productivos pudieran materializarse tomando en consideración las preocupaciones y aspiraciones de las comunidades, gestionando adecuadamente los potenciales impactos sociales y ambientales.
En este punto fue donde esta mujer ejerció la máxima expresión de un liderazgo conciliador, de constructora de puentes, libre de prejuicios, que valoró las diferencias de cada grupo, que buscó la paz, la afiliación, la colaboración y que mediante este set de herramientas se abrió un camino único en Chile que contribuyó al desarrollo del país y significó un mejoramiento de la calidad de vida de cientos de comunidades.
Fue una pionera y una impulsora, porque si bien muchos principios estaban consagrados en los estatutos conceptuales de la organización, muy distinto era llevarlos a cabo, en una época en que incluso a nivel internacional diversas ONGs se mostraban opuestas a colaborar con el sector privado. Como expresa la propia Ximena Abogabir: “La sombra de la sobre-ideologización de la Guerra Fría seguía rondando”.
Como head-hunters sabemos que el liderazgo es un fenómeno complejo, debido a su papel crucial en la movilización de recursos, la motivación y la capacidad de influir en las personas. Pero lo es más para muchas organizaciones de la sociedad civil, como lo son las ONG, porque sus líderes muchas veces están más solos y apartados que los de una empresa productiva. En otras palabras cuentan con muchos menos recursos para operar.
Ximena Abogabir, desde siempre muy motivada y conciliadora, supo canalizar y articular los sentimientos de desconfianza, muchas veces antagónicos de los miembros de su propio equipo, con el de las comunidades locales y empresas privadas, y lograr una situación de ganancia recíproca.
Así, terminó ejerciendo lo que podríamos llamar un tipo de liderazgo relacional, que hace que toda la organización termine compartiendo los problemas, a fin de que las decisiones se adopten en grupo. De lo contrario habría sido imposible el actual éxito.
“Es que eso lo llevo en la sangre; cuando converso con un ecologista le encuentro mucha razón; cuando hablo con un minero que está tratando de desarrollar un proyecto, también estoy de acuerdo con él, cuando hablo con las comunidades con problemas precisamente por la explotación de los proyectos mineros, también los entiendo. Por eso yo nunca creo que la gente esté equivocada, por el contrario, me interesa muchísimo conocer cuál es su visión de los hechos. Me planteo frente a actores que están en disputa, desde la comprensión y la compasión.
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