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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
que era bueno para ellos—, pudimos llevar a cabo lo que necesitaba la empresa y la comunidad. Creo firmemente en la inteligencia colectiva, que la gente sabe lo que le conviene, y me esfuerzo porque emerja esa sabiduría, ese control social entre pares que detecta cuando alguno de sus miembros busca su propio interés y es capaz de reencauzar esa energía en pos de un interés compartido. Lo mismo con los equipos profesionales; siempre he sentido que la gente sabe más que yo; yo conozco muy pocas cosas, pero me rodeo de gente que conoce su materia y, entonces, los dejo actuar. El que más sabía de psicología participativa era nuestro geógrafo y yo, junto con otorgarle libertad para proponer, servía de interlocutora, porque la Shell lo encontraba un hippie intransigente y el geógrafo consideraba que la Shell lo único que hacía en el mundo era contaminar y ganar plata”, expresa.
El mérito del trabajo que se lleva a cabo es que toda acción debe ser siempre diseñada en conjunto con la comunidad, explica Ximena, porque ignorarla no sólo trae muchos problemas, sino que la infantiliza, al darle todo hecho.
A partir de 2001, con Aguas Andinas, Casa de la Paz realizó un trabajo intenso durante un tiempo prolongado. Un primer programa se llevó a cabo en la comuna de Lo Prado a modo de proyecto piloto, que buscaba educar a la comunidad sobre el uso del alcantarillado domiciliario, ya que la gente solía botar la basura directamente en la red sanitaria, generando la obstrucción del sistema, con graves consecuencias para la comunidad y para la empresa.
Esto mismo se extendió, con el tiempo, a otras comunas donde la búsqueda de soluciones siempre promovía el desarrollo del capital comunitario. “Así logramos fortalecer los liderazgos, desarrollamos su capacidad de gestión, se refuerzan los lazos y la convivencia, tanto entre ellos como en la interacción con el sector privado; de esta forma con este programa pudimos mejorar la calidad de vida de casi 50 mil personas que pasaron de ser parte del problema, a constituir parte de la solución, educando a los nuevos vecinos que llegaban al lugar”, expresa muy orgullosa Ximena Abogabir.
Desactivando Conflictos
Otro programa, donde gracias al desarrollo comunitario se logró transformar conflictos en relaciones de mutua colaboración, fue el de La Farfana en 2004. “El saneamiento de las aguas de la Región Metropolitana fue una excelente noticia, porque antes estas agua negras iban al Mapocho; ahora van a las plantas de tratamiento, lo cual es muy bueno, pero no tanto para la población de Maipú, Padre Hurtado y Rungue, donde la comunidad estaba siendo afectada con los malos olores. Allí trabajamos codo a codo con la gente, incluso llegamos al grado de capacitarla en la detección de malos
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