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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
yo, de que se convirtiera al catolicismo. Su entorno familiar era muy culto y a esa edad Gutenberg ya había leído a Marx y a otros filósofos. Su caso fue bien especial, él ya pertenecía a las Juventudes Demócrata Cristiana desde muy joven, pese a que su papá era socialista. De hecho su abuelo, Carlos Alberto Martínez, fue ministro de Pedro Aguirre Cerda, y el senador que le dejó el espacio a Salvador Allende en Valparaíso para que fuera candidato”.
Gutenberg vivía en Buin, pero como estudiaba en el Liceo de Aplicación de Santiago almorzaba todos los días en la casa de su abuelo, era el nieto regalón, pero curiosamente pese a su influencia no se orientó hacia el socialismo, sino que hacia el catolicismo.
Ambos estudiaron toda la carrera juntos; egresaron a los 21 años y lo primero que hicieron fue casarse “con las patas y el buche”, como narra Soledad Alvear, porque carecían de recursos para enfrentar el nuevo estado de vida. Apenas se mantenían con clases y ayudantías en la Universidad.
“Ha sido una historia de amor maravillosa y el fruto de ella fueron tres hijos excepcionales y cuatro nietos”, expresa. Claudia es la mayor, Doctora en Economía, experta en Políticas Públicas y, en ese rubro, asesora a nivel internacional de distintos Gobiernos, madre de dos niños. El segundo es Carlos Alberto, nombrado así por su abuelo, padre de dos menores, también, hoy día totalmente recuperado de su accidente en moto. Es ingeniero comercial, está a cargo de tres emprendimientos: uno dedicado a las instalaciones y tendidos eléctricos; otro, a la publicidad y un último vinculado a la distribución de aceites de vehículos y de motos. Su tercer hijo es Emilio Gutenberg, ingeniero civil de la Universidad Católica, un alto ejecutivo de una empresa privada de relevancia en el ámbito nacional.
Expresa que su matrimonio fue lo mejor que jamás le pudo suceder en la vida, junto con ser madre, dos experiencias que sin lugar a duda la modelaron y contribuyeron a definir su estilo de liderazgo. Su esposo ha sido una gran influencia, siempre a su lado, apoyándola, dándole ideas, sosteniéndola de manera intelectual y material.
“Para nosotras las mujeres tener un compañero así es vital; en ese sentido Gutenberg tuvo un compromiso notable conmigo. Quien tenía la vocación política para ocupar cargos era él y no yo, por lo tanto tuvo una generosidad increíble conmigo. Si él hubiera sido el de los cargos lo habría hecho espectacular, porque es muy inteligente, sobresaliente, tiene un gran talento”.
La clave de su éxito matrimonial fue “compartir una visión común, tener mucha confianza el uno en el otro. Hubo una sincronización espontánea entre
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