Page 4 - Farewell
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Neraf Melp
            temprano y una ligera neblina bloqueaba la débil luz matutina. Se
            dejó caer en el tronco junto al abrevadero y sorbió un trago largo,

            echó una mirada a la mujer. Ella, recogió la amplia y larga falda
            acomodándose a su lado.

            Entre sorbos se miraban, el silencio cual tinta pesada y espesa, era

            un compañero no invitado. Cercanos, sentían sus resuellos. En el
            hombre, las huellas del trabajo áspero, del sol sobre la espalda y
            largas jornadas, eran visibles. Se puso en pie, dio unos pasos hacia

            el sembradío, giró y dijo:

            ― Crié a los muchachos para que la respetaran, que usted es
               lo primero. Con potestad de hacer, pensar y decir las cosas

               claras; sin miedo. No les dije de religión ni política, lo dejé
               a voluntad de ellos; pero en casa somos dos y usted tenía su
               forma de educar. Aunque no me gustara, respeté su criterio.
               Crecieron, estudiaron, tienen carrera y trabajo, se mudaron a la
               ciudad, unos están casados y el otro vaya uno a saber. Con sus

               obligaciones, estarán cerca en la medida que sus obligaciones

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