Page 6 - Un Libro de Porqueria
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3. LA COLIMBA

        Corría el año 1977.  En plena dictadura militar, yo ingresaba al
    Ejército Argentino, para realizar el servicio militar obligatorio.

         Tenía 18 años, fue allí cuando conocí a María Fernanda Idiazá-
    bal, (la Ovalada).

        Cuando era joven, me gustaban todas.

        Cuando la conocí, solamente me gusto, UNA.
        Ahora me gustan todas nuevamente, MENOS UNA.

        Bueno, la cuestión es, que, para hacer “contacto”, la lleve a cono-
    cer el calabozo donde me metían preso cada vez que me mandaba
    alguna cagada.

        Que solían ser bastante frecuentes. (Escapes, sustracción de algún
    elemento indispensable, reemplazo de algún suboficial para comer
    su comida, etc.)

        La colimba te enseñaba a ser rápido.
        A las 0600hs te decían: al pie de la cama, firmes y vos te tirabas
    de la cama aunque estuvieras en la tercera. (Eran cuchetas triples).

        Si te faltaba la almohada o la frazada, se la afanabas al de al lado,
    mientras ibas cayendo. De lo contrario te perdías el “Franco”. Así
    aprendías a ser  rápido.

        Cagabas a un compañero, pero salías de franco. Bueh.

        Si, a la Ovalada la lleve a conocer los calabozos de la IMPA (Ta-
    ller Regional Quilmes) cuando hice la colimba.

        Esa fue mi primera salida con ella. (Romántico ¿No?)
        Fui la primera promoción que hizo la colimba a los 18 años.

        Y Allí fue el principio de todo.

        Al menos, desde mi punto de vista.
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